La región sur del Líbano se prepara para celebrar elecciones municipales este sábado bajo la constante preocupación de posibles ataques aéreos israelíes. Este temor se ha intensificado tras una reciente ola de bombardeos que azotó la zona la noche del jueves, un hecho interpretado como una advertencia contra la realización de estos comicios en una región históricamente vinculada al movimiento chií Hizbulá.
Respuesta gubernamental y convocatoria de Hizbulá
El primer ministro Nawaf Salam declaró que tales acciones no lograrán desalentar al gobierno en su deber de cumplir con el proceso electoral. Por su parte, Naim Qassém, líder de Hizbulá, instó a la población a participar masivamente en las urnas para asegurar un triunfo contundente.
“En cualquier caso, no estamos a la espera de garantías, sino que estamos decididos a celebrar las elecciones y a ejercer nuestra soberanía y presencia en esta preciada parte de nuestro territorio”, afirmó Ahmad Hajjar, ministro del Interior libanés.
Preparativos en medio de hostilidades
Las autoridades libanesas han mantenido contactos diplomáticos de alto nivel, incluyendo al presidente Joseph Aoun y al primer ministro Salam, para intentar contener los ataques israelíes durante el periodo electoral. Según Hajjar, estas gestiones también involucran a los países que garantizaron el cese al fuego firmado hace seis meses.
La región ha sido blanco habitual de incursiones israelíes, especialmente en esta semana con múltiples ataques de drones contra individuos identificados como miembros de Hizbulá. No obstante, las autoridades libanesas han establecido protocolos para continuar con las elecciones independientemente de las circunstancias: “Si ocurre cualquier violación o ataque, la decisión es clara: completaremos el proceso electoral y lidiaremos con la realidad sobre el terreno en el momento apropiado”.
Contexto de posconflicto
Estos comicios, que involucran a las provincias de Nabatieh y Sur del Líbano, representan la primera votación en el país desde el conflicto que dejó severamente afectada la capacidad militar de Hizbulá, incluyendo la pérdida de su liderazgo histórico Hasán Nasrala. Las zonas afectadas continúan con graves deficiencias en infraestructura y servicios básicos, casi seis meses después del alto el fuego.
Las autoridades implementaron un plan especial para facilitar la votación en zonas devastadas, permitiendo a los residentes acudir a colegios electorales en áreas cercanas. Aunque Hizbulá y su aliado Amal han dominado tradicionalmente estas regiones, el movimiento chií condiciona cualquier diálogo sobre seguridad al cese definitivo de los bombardeos y a la reconstrucción postbélica.