Recuperando la tradición con materiales ancestrales
Sebastià Feliu, joven de 23 años oriundo del valle de Alins en el Pirineo, se dedica a la restauración de bordas, estructuras pastoriles centenarias. Estas construcciones, fabricadas originalmente con mezcla de estiércol bovino, tierra y paja, tienen resistencia comprobada de al menos 400 años si se mantienen adecuadamente. “Pese a que las bordas tienen 400 años, se construyeron con excrementos de vaca mezclados con tierra y paja, por lo que pueden durar otros 400”, explica el joven reformador.
De necesidad personal a proyecto comunitario
Lo que comenzó como solución a sus necesidades económicas mientras estudiaba en Barcelona se transformó en una iniciativa de preservación cultural. “Decidí enfocar mis esfuerzos en reformar una cabaña que había construido mi abuelo hace muchos años para alquilarla”, menciona Sebastià, quien actualmente maneja tres bordas: dos heredadas y una adquirida comercialmente.
Desafíos de la restauración rural
El principal obstáculo en estas restauraciones es la conservación de techos, ya que sin mantenimiento constante, el agua puede destruir la estructura. “Si el tejado falla, lo demás se viene abajo”, advierte el joven, quien mantiene elementos originales como los bebederos para ganado en planta baja y la distribución térmica natural aprovechando el calor corporal del ganado.
Turismo responsable y experiencia transformadora
El proyecto busca ofrecer escapadas desconectadas de la vida urbana, con acceso limitado a tecnología moderna. “Sin estímulos constantes ni pantallas… el estrés se reduce al mínimo”, asegura Feliu, quien evita plataformas de reserva genéricas para mantener un control personalizado de los visitantes.
Impacto local y difusión orgánica
La iniciativa ha generado valor para el pequeño municipio de Alins, posicionándolo como destino turístico sostenible. La promoción ha sido principalmente mediante recomendaciones personales, “muy boca a boca”, destacando por la autenticidad de la experiencia ofrecida.