Kim Kardashian ha vuelto a París, ciudad que considera clave en su calendario profesional al participar regularmente en eventos de alta costura. Esta visita, sin embargo, tiene un contexto particular debido a un episodio traumático que vivió en 2016: un robo en su suite que le costó 10 millones de euros y su anillo de compromiso valorado en cuatro millones, regalo de Kanye West. Curiosamente, la celebración de un juicio relacionado con ese suceso coincide con su presencia actual en la capital francesa.
Un estilismo cargado de simbolismo
La empresaria eligió un look completamente negro, pero abrumadoramente adornado con diamantes. El centro de atención fue un collar de Samer Halimeh, pieza de más de 50 quilates con una piedra central en forma de pera de más de 10 quilates. El valor total de este accesorio se acerca a los tres millones de euros. A esta pieza principal sumó una tobillera, un anillo y varios pendientes, entre ellos un ear cuff de Briony Raymond valorado en 8.000 euros.
Un desafío a los recuerdos amargos
Kris Jenner acompañó a su hija durante la audiencia judicial, vistiendo un traje masculino compuesto por blazer de cuadro escocés, pantalón sastre, camisa blanca y corbata borgoña. Kim justificó esta elección estética como una forma de demostrar resiliencia, considerando que con este estilo “muestra seguridad ante la entramada situación, evidenciando que ya lo ha superado y que va a por todas”.
Del trauma al empoderamiento
Tras el robo de 2016, que puede verse en una temporada de su reality show, Kim había reducido significativamente el uso de joyas, optando por estilos más sobrios. “Incluso llegó a confesar que hizo sus estilismos más minimalistas, optando por llevar muchas menos joyas”, según declaraciones públicas de la celebridad. Su aparición en París representa entonces una ruptura con esa etapa de prudencia estilística.
“Incluso llegó a confesar que hizo sus estilismos más minimalistas, optando por llevar muchas menos joyas”
El conjunto del estilismo de Kim se completó con un blazer vintage de John Galliano, caracterizado por corte estructurado y silueta peplum, complementado con gafas negras de Celine, zapatos de tacón de Saint Laurent y un peinado elegante. Este look, aunque sobrio en colores, resultó extremadamente sofisticado en su conjunto.