Un fenómeno en auge
En la actualidad, un número creciente de individuos busca apoyo emocional en herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT. Este fenómeno refleja cómo la tecnología ha trascendido su papel meramente funcional para convertirse en un espacio de confianza para muchas personas. “La tecnología está muy presente en nuestra vida y la vemos en cosas cotidianas como nuestras decisiones y cada vez más en procesos internos”, explicó la psicóloga Salette Canul.
Del entretenimiento a la contención emocional
Coleen Vélez, una joven de 24 años, compartió su experiencia personal con estas plataformas. Inicialmente las utilizaba para fines laborales, pero con el tiempo encontró en ellas un medio para organizar sus ideas y explorar aspectos de su vida que normalmente no reflexionaría. “Cuando estoy con mi novio o amigos lo uso para leerles el tarot… entonces también se convirtió en una especie de ‘guía espiritual’”, comentó entre risas.
Conexión humana irremplazable
Aunque las herramientas de inteligencia artificial ofrecen disponibilidad inmediata y una percepción de neutralidad, expertos coinciden en que no pueden reemplazar la labor de un terapeuta. “La psicoterapia es una relación humana basada en la confianza, la presencia, la seguridad y, sobre todo, la profesionalidad”, enfatizó la especialista. Coleen reconoció esta diferencia: “Al final tú sabes que, por más que te dé un buen consejo, estás hablando prácticamente con una máquina”.
Recursos y limitaciones
Para muchas personas que no tienen acceso a servicios de salud mental por cuestiones económicas, estas herramientas representan una alternativa. No obstante, carecen de la capacidad para construir un vínculo terapéutico real o comprender el contexto emocional completo del usuario. “No se trata de satanizar la tecnología… hay que verla como una aliada, sin olvidar que no puede sustituir profesiones profundamente humanas como la psicología”, señaló Canul.
Un uso responsable
Desde la perspectiva profesional, estas herramientas pueden funcionar como un diario interactivo que facilite la externalización de emociones. “Poner en palabras lo que sentimos tiene un efecto terapéutico… pero no es terapia”, aclaró la psicóloga. La clave, según los expertos, radica en utilizarlas con conciencia, como un complemento ocasional y no como sustituto de la atención especializada.