Un grupo de científicos chinos ha encontrado un gen relacionado con la respuesta al calor en el arroz, lo cual podría permitir mejorar tanto el rendimiento como la calidad del grano bajo condiciones climáticas extremas. Esta especie vegetal es un alimento fundamental para gran parte de la población mundial.
Clave genética contra el calor
El estudio revela que cuando se eleva la temperatura, cierto gen presente en algunas cepas de arroz provoca una disminución en la productividad y genera granos con apariencia opaca y textura blanda. Sin embargo, al inhibir la actividad de este gen mediante técnicas de edición genética o mejoramiento convencional, se logra aumentar la producción y mejorar las características del producto final.
“Es un gran avance para obtener variedades de arroz superiores y de alto rendimiento, resistentes al aumento de las temperaturas”, comenta Yibo Li, investigador principal del estudio y especialista en genética vegetal de la Universidad Agrícola de Huazhong.
Impacto del calentamiento nocturno
Las noches más cálidas, resultado del cambio climático, han generado importantes pérdidas en la productividad del cultivo. Según investigaciones anteriores, el rendimiento del arroz disminuye en un 10% por cada grado centígrado que sube la temperatura nocturna. Este fenómeno ha complicado el trabajo de los agricultores y plantea un reto importante para la seguridad alimentaria global.
Jarrod Hardke, experto en cultivo de arroz de la Universidad de Arkansas, explica la importancia de poder manipular un solo gen para controlar ambos factores: “Podemos actuar directamente sobre el gen, como si apretáramos un interruptor. No se introduce material genético externo, es la misma planta, solo modificamos una parte específica”.
Método y resultados obtenidos
El equipo investigador sembró más de 530 variedades en cuatro regiones con temperaturas nocturnas elevadas. Al analizar los granos cosechados, encontraron dos especies que se adaptaban mejor al calor. A través de marcadores genéticos, localizaron el gen responsable de la respuesta al estrés térmico.
Tras modificar genéticamente esa región, observaron que las plantas mantuvieron su productividad incluso bajo altas temperaturas, mientras que las no alteradas redujeron su rendimiento en un 58%. Además, identificaron variantes naturales del gen que no se activaban con el calor, lo que permitió desarrollar cepas más resistentes usando métodos tradicionales de mejoramiento.
“Nuestro objetivo es romper el equilibrio tradicional entre rendimiento y calidad, creando estrategias innovadoras para obtener cultivos de alto rendimiento y excelente calidad”, señala Li.
Perspectivas y desafíos futuros
Aunque los resultados son prometedores, expertos independientes coinciden en que se requiere más investigación para aplicar estos hallazgos en programas agrícolas reales. Vibha Srivastava, catedrática de biotecnología vegetal, destaca que es positivo que la versión resistente al calor no afecte negativamente al crecimiento en condiciones normales.
“Cualquier avance como este necesita más estudios para confirmarlo”, comenta Steve Linscombe, director de la Fundación del Arroz con USA Rice. “No se puede pasar directamente de una investigación básica a su implementación práctica. Requiere tiempo y verificación”.