Atentado con mina terrestre cobra ocho vidas en Los Reyes
Un trágico episodio sacudió Michoacán cuando un artefacto explosivo tipo mina destruyó un vehículo blindado del Ejército en la comunidad de El Santuario, perteneciente a Los Reyes. La explosión acabó con la vida de ocho militares pertenecientes a unidades élite como la Fuerza Especial de Reacción Inmediata (FERI) y el Grupo de Respuesta a Emergencias (GRE). El artefacto, colocado estratégicamente en una zona considerada estratégica por grupos criminales, provocó la muerte inmediata de seis uniformados y dos más fallecieron horas después por las graves lesiones.
La zona del atentado es disputada por dos poderosas organizaciones: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos, incluyendo al Cártel de Los Reyes liderado por figuras como Luis Enrique Barragán Chávez “El R5” y Alfonso Fernández Magallón “Poncho La Quiringua”, señalados como terroristas por Estados Unidos pero que operan con impunidad en la región.
Guerra sucia con tácticas internacionales
La violencia en Michoacán ha escalado a niveles alarmantes con la incorporación de tácticas guerrilleras por parte de organizaciones criminales. Elementos clave en esta metamorfosis son ex militares y ex guerrilleros provenientes de Colombia, Venezuela, Guatemala, Honduras y El Salvador, que entrenan a sicarios en el uso de armas de alto calibre, explosivos y tácticas de combate avanzado.
El 17 de mayo, fuerzas especiales descubrieron una base clandestina de entrenamiento en Chinicuila, donde se encontraron instructores colombianos adiestrando a criminales en tácticas de guerra. La operación terminó con 12 delincuentes abatidos y nueve detenidos, incluyendo varios extranjeros especializados en tácticas guerrilleras.
El secretario general de Gobierno, Carlos Torres Piña, reconoció que “en algunos casos, los reclutados son piezas útiles para las organizaciones delictivas que operan en zonas muy conflictivas, como la región de Tierra Caliente, pues tienen habilidades específicas, como el manejo de diferentes tipos de armas y otros conocimientos en materia bélica”, aunque negó que “esta situación lleve a ciertas regiones de la entidad a una dinámica de guerrilla como la que han vivido países como Colombia y otros”.
Crónica de una sangría constante
La situación de violencia en Michoacán ha cobrado un costo humano elevado durante 2025: 30 elementos de fuerzas federales, estatales y municipales han perdido la vida en enfrentamientos con grupos criminales. Los municipios más afectados incluyen a Los Reyes (8 víctimas), Chilchota (3), Apatzingán (3), y Tingüindín (3), entre otros.
La escalada de violencia incluye múltiples episodios trágicos: el 21 de enero en Zamora, un agente municipal fue asesinado en la colonia Ejidal Norte; el 23 de enero en Jacona, una joven policía de 18 años fue ejecutada en una tienda de abarrotes; y el 6 de febrero en Queréndaro, tres policías municipales murieron en un ataque con fusiles de asalto y Barret’s calibre 50.
El 16 de marzo se registró un enfrentamiento en la región Occidente del estado que dejó seis militares y guardias nacionales muertos, ordenado según investigaciones por Heraclio Guerrero Martínez “El Tío Lako”, cercano a “El Mencho”, líder del CJNG. La violencia continuó con ataques contra policías en Tingambato el 23 de abril y en Tingüindín el 24 de mayo, donde perdieron la vida agentes municipales.
Escalada de violencia con armamento sofisticado
Los grupos criminales en Michoacán han incrementado su arsenal con tácticas y herramientas de guerra. Además de minas terrestres, han adoptado el uso de drones cargados con explosivos C-4, una amenaza cada vez más frecuente en la región de la Tierra Caliente. Los gobiernos federal y estatal evitan etiquetar estos actos como terroristas, pese a la sofisticación y letalidad de las tácticas empleadas.