La conciencia poética de Javier del Prado Biezma
El poeta Javier del Prado Biezma, nacido en Toledo en 1940, presenta en su libro ‘Visiones en Salvador de Bahía (con memoria de Madagascar)’ una obra que explora su singularidad poética. El texto, publicado por Mahalta en mayo de 2025, se estructura como un viaje físico y simbólico, combinando ‘Visiones’ y ‘Canciones’ con una fuerte musicalidad. La obra refleja su experiencia en Salvador de Bahía y evoca recuerdos de Madagascar, donde trabajó como misionero.
Origen y formación del poeta
Del Prado Biezma, hijo de un exiliado político, creció con la conciencia del desarraigo. A los once años ingresó en un internado marista en Turín, Italia, experiencia que marcó su vida y visión del mundo. Tras su estancia en Madagascar, se estableció en Francia hasta su regreso a España. Su poesía, influenciada por el simbolismo y el romanticismo, incorpora ideales sociales y políticos, además de un profundo interés por la literatura africana.
El viaje a Salvador de Bahía
En 1995, Javier del Prado viajó a Salvador de Bahía, una ciudad marcada por su mezcla cultural y social. Allí observó la coexistencia de la alegría y la desigualdad, elementos que plasmó en su obra. La ciudad, con su riqueza étnica y sus contrastes, se convierte en un espejo que refleja tanto las glorias como las fallas de la sociedad contemporánea. El poeta se pregunta: ‘¿En qué medida el contacto con el Otro en el viaje modifica al Yo que viaja?’
Estructura y temática del libro
‘Visiones en Salvador de Bahía’ alterna entre descripciones hiperrealistas y síntesis poéticas, creando una dinámica entre lo narrativo y lo lírico. Las ‘Visiones’ capturan la alteridad, mientras que las ‘Canciones’ expresan estados interiores puros. El libro, estructurado como un todo cohesivo, aborda temas como el paso del tiempo, la finitud humana y la eternidad de la obra. La poesía se presenta como una forma de conocimiento y transformación personal.
La poética del viaje y la memoria
Para Del Prado Biezma, el viaje es un acto de autodescubrimiento y comprensión del otro. La memoria, presente a lo largo de la obra, une pasado y presente, integrándolos en una unidad superior. El poeta invoca a Venus al final del viaje, pidiendo ‘una nueva vida y una nueva voz’, simbolizando la transformación que el encuentro con la alteridad le ha provocado. La obra se cierra con la idea de que el amor y la poesía son caminos hacia la trascendencia y la comprensión del ser.