En el marco del juicio por el envenenamiento de tres familiares en Australia, Erin Patterson, de 50 años, ha declarado que su interés por las setas comenzó durante la pandemia de covid-19. La acusada afirmó que experimentó una “atracción” por los hongos silvestres tras un paseo con sus hijos en 2020, cuando observó que “muchas (setas) habían aparecido” en el Jardín Botánico de Korumburra.
Origen de la afición por las setas
Durante su segundo día de declaración como primer testigo de la defensa, Patterson explicó cómo inició su relación con los hongos, mencionando que los utilizaba en sus preparaciones culinarias porque “tienen buen sabor y son muy saludables”. Esta afición habría surgido tras un paseo con sus hijos durante el primer confinamiento en Australia.
El trágico banquete
La fiscalía sostiene que Patterson usó setas venenosas para cocinar unos Wellington que sirvió a sus exsuegros, Gail y Don Patterson, y a los tíos de su exmarido, Heather e Ian Wilkinson, el 29 de agosto de 2023. Don y Gail Patterson, de 70 años, y Heather Wilkinson, de 66, fallecieron entre el 4 y 5 de agosto de 2023 tras consumir la comida. Ian Wilkinson fue el único sobreviviente.
La acusación y la defensa
Según informes de toxicología, Patterson habría utilizado ‘amanita phalloides’, conocida como oronja verde, uno de los hongos más letales, en la preparación de los Wellington. La mujer, que ha mantenido su inocencia desde su arresto en noviembre de 2023, aseguró que la comida era parte de un intento por explicar que padecía cáncer, enfermedad que posteriormente no fue confirmada médicamente.
El juicio y su repercusión
El caso de Erin Patterson, que está recibiendo atención mediática internacional, comenzó a ser juzgado hace más de un mes y se espera que dure seis semanas. La acusada declaró por primera vez el lunes, y continúa ofreciendo detalles sobre su relación con las setas y su vida familiar, incluyendo creencias religiosas y problemas de autoestima.
