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Ciencia

Interactuar con amabilidad hacia la inteligencia artificial podría generar consecuencias inesperadas

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¿Por qué mostramos respeto a las máquinas?

Hace unos días, una persona agradeció a su impresora por realizar una tarea sencilla, evidenciando una tendencia común en la sociedad actual: tratar con cortesía a dispositivos electrónicos. Esta conducta, lejos de ser exclusiva de la niñez con juguetes, persiste en la edad adulta con objetos como asistentes virtuales y electrodomésticos, generando preguntas sobre su impacto.

Un fenómeno curioso ocurre cuando usuarios piden favores a sistemas de IA con expresiones como “Por favor” o “Gracias”. “¿Hemos perdido el contacto con la realidad?”, se cuestiona al analizar este comportamiento que, aunque puede mejorar la calidad de las respuestas, tiene implicaciones concretas.

Consumo energético de la cortesía digital

Detrás de cada mensaje cortés dirigido a asistentes de inteligencia artificial hay un costo energético significativo. Mientras una búsqueda convencional en motores web consume aproximadamente 0.3 vatios-hora, una interacción similar en plataformas de IA puede requerir hasta 2.9 vatios-hora. Este exceso de energía, multiplicado por miles de millones de interacciones diarias, equivale al consumo energético de un país completo durante un año.

“Los buenos modales son encantadores. Pero ahora vienen con un recargo por culpa climática”, afirma un experto en el tema, comparando los servidores que procesan estas solicitudes con “hámsters digitales cafeinados en cintas de correr”.

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Clasificación de actitudes hacia la interacción con IA

Desde el ámbito filosófico, existen tres perspectivas principales sobre el trato hacia la inteligencia artificial:

  • Ecoconscientes: Consideran que la amabilidad innecesaria incrementa el consumo de recursos naturales.
  • Optimizadores: Defienden que un enfoque educado mejora los resultados obtenidos.
  • Pragmáticos: Ven a la IA únicamente como una herramienta, sin necesidad de formalidades.

Kurtis Beavers, investigador de Microsoft, explica que “Es una conversación” al referirse a la interacción con sistemas de inteligencia artificial, aunque matiza que el tono utilizado influye directamente en la respuesta recibida.

Impacto psicológico y social

El doctor Eduardo Benítez Sandoval, especialista en robótica social, señala que “La cortesía tiene una utilidad. No para la máquina, sino para ti”, destacando su rol en mantener habilidades sociales y comportamientos empáticos en los usuarios. Esta actitud, según el experto, ayuda a prevenir la deshumanización progresiva que podría surgir de tratar a seres humanos como meras herramientas.

El antropomorfismo -atribuir características humanas a objetos- explica por qué muchos usuarios nombran a sus dispositivos o esperan respuestas emocionales de sistemas que carecen de conciencia. “Cuando hablamos con los robots como si fueran personas, básicamente estamos ensayando para conversaciones reales”, asegura el experto.

Recomendaciones para un uso responsable

Evitar expresiones innecesariamente elaboradas al interactuar con IA no solo reduce el consumo energético, sino que mantiene una perspectiva clara sobre la naturaleza de estos sistemas. “Piensa en ello como si le enviaras un mensaje de texto a tu ex: breve, al grano y, a ser posible, sin carga emocional”, sugiere el análisis.

La solución no implica dejar de usar tecnología, sino optimizar la interacción para minimizar el impacto ambiental. “No es de mala educación. Es ser consciente del carbono”, concluyen los especialistas, recordando que “Si quieres practicar la amabilidad, llama a tu madre. Hazle un cumplido al barista”.

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