Origen y formación de una historiadora comprometida
La investigadora británica Sheila Rowbotham ha dedicado su vida a explorar las conexiones entre las luchas por la emancipación femenina y los movimientos obreros. Su trayectoria intelectual y activista se desarrolló en el seno de la llamada «nueva izquierda», corriente que buscaba renovar el pensamiento marxista y acercarlo a las realidades concretas de los trabajadores. Desde finales de los años 60, Rowbotham comenzó a cuestionar tanto las estructuras académicas tradicionales como los paradigmas políticos dominantes, proponiendo una historia social «desde abajo» que diera voz a los grupos históricamente marginados.
Nacida en 1943 en Leeds, Rowbotham creció en un entorno familiar conservador pero con fuertes raíces en la clase trabajadora. Su padre, hijo de una numerosa familia de agricultores, logró ascender socialmente gracias a sus estudios de ingeniería. A pesar de sus opiniones políticas tradicionales, mantenía cierta sensibilidad hacia los sectores más desfavorecidos. Su madre, aunque también conservadora en muchos aspectos, mostraba una rebeldía natural frente a la autoridad masculina, algo que sin duda influyó en la futura historiadora.
La influencia del metodismo y el descubrimiento de la lectura
Durante su infancia, Rowbotham fue enviada a un internado metodista en East Yorkshire, decisión motivada más por razones de salud que por convicciones religiosas. Allí, aunque no se convirtió en creyente, absorbió una visión ética que iba más allá del mero materialismo. La escuela, aunque rígida en sus normas, fomentaba la curiosidad intelectual y le permitió acceder a una rica biblioteca donde descubrió autores como Jane Austen, las hermanas Brontë y Rousseau.
Primeros contactos con la izquierda y la militancia
En 1961 ingresó en el St Hilda’s College de Oxford, institución exclusiva para mujeres en ese momento. Su estilo beatnik y sus ideas izquierdistas chocaron con el ambiente conservador de la universidad. Sin embargo, allí conoció a figuras clave como Bridget Hill y Beryl Smalley, historiadoras con pasado comunista que la introdujeron en el pensamiento marxista. Su encuentro con Richard Cobb fue particularmente significativo, pues le mostró una forma nueva de entender la historia, centrada en las experiencias populares más que en los grandes eventos políticos.
Conexión con los Thompson y consolidación del pensamiento crítico
Un momento crucial en su formación fue el acercamiento a Edward y Dorothy Thompson, dos referentes de la historiografía marxista británica. Su relación con la pareja fue tanto personal como intelectual, convirtiéndose en parte de su entorno cercano. Los Thompson, críticos del estalinismo, habían sido miembros del Partido Comunista hasta que la invasión soviética de Hungría en 1956 los llevó a abandonarlo. A través de ellos, Rowbotham se integró en círculos de pensamiento que buscaban un socialismo más humano y menos dogmático.
Desarrollo académico y compromiso con causas sociales
Rowbotham cursó estudios en el Chelsea College y la Universidad de Londres, donde escribió su tesis sobre el Movimiento de Extensión Universitaria. Su vida académica se entrelazó con su militancia en grupos como los Jóvenes Socialistas y posteriormente en los Socialistas Internacionales. Durante los 70 participó activamente en campañas sindicales en favor de las trabajadoras de limpieza nocturnas y en defensa del derecho al aborto. También colaboró en la creación del History Workshop, un proyecto que buscaba democratizar el conocimiento histórico mediante talleres participativos.
Contribución al feminismo y a la historia social
Entre sus obras más destacadas figuran Mujeres, resistencia y revolución (1972) y La mujer ignorada por la historia (1973), textos pioneros que analizaban la participación femenina en los movimientos revolucionarios y recuperaban figuras históricas olvidadas. Junto con Lynne Segal y Hillary Wainwright, escribió Más allá de los fragmentos: el feminismo y la construcción del socialismo (1979), un análisis crítico de las estrategias organizativas de la izquierda tradicional y una propuesta para integrar las luchas de género, clase y raza.
Reflexiones sobre el concepto de patriarcado
En un artículo publicado en The New Statesman en 1979, Rowbotham cuestionó la utilidad del término «patriarcado» para analizar las relaciones de género a lo largo de la historia. Consideraba que este concepto, al sugerir una estructura inmutable, dificultaba la comprensión de los cambios sociales reales y subestimaba la capacidad de las mujeres para resistir y transformar sus condiciones. Su enfoque, siempre ligado a una perspectiva histórica, buscaba entender las opresiones como fenómenos dinámicos y contextuales, no como determinaciones biológicas fijas.
Legacy y mensaje a nuevas generaciones
Rowbotham sigue activa como investigadora honoraria en la Universidad de Manchester. Su mensaje a los jóvenes historiadores y activistas es claro: «Sigan adelante». Cree firmemente en la necesidad de recuperar las luchas del pasado para inspirar los movimientos presentes, sin perder de vista que la historia debe ser un instrumento para la transformación social. Su vida y obra representan un puente entre la academia y la militancia, entre el análisis crítico y la acción política.