Desafío regulatorio y técnico marcan el camino
El resurgimiento de aeronaves supersónicas destinadas al transporte de pasajeros enfrenta barreras legales y tecnológicas que amenazan su viabilidad. Aunque el Congreso de Estados Unidos analiza eliminar la prohibición de romper la barrera del sonido sobre territorio estadounidense, medida vigente desde la época del legendario Concorde, los obstáculos persisten.
En paralelo, proyectos como el X-59 de la NASA —cuyas pruebas aéreas se iniciarían en 2025 con la promesa de minimizar el estruendo característico— y el Overture de Boom Supersonic compiten por liderar esta revolución. El modelo de la firma con sede en Colorado busca transportar a 80 pasajeros a velocidades de Mach 1.7, reduciendo drásticamente tiempos de vuelo transcontinentales.
Innovaciones silenciosas y críticas financieras
Blake Scholl, fundador y CEO de Boom Supersonic, destacó los avances del prototipo XB-1, que logró superar la barrera del sonido en enero y febrero sin generar ondas acústicas perceptibles gracias a la técnica denominada “boomless cruise”. Esta tecnología aprovecha condiciones atmosféricas específicas para mitigar el impacto sonoro.
Sin embargo, críticos como Richard Aboulafia, analista de AeroDynamic Advisory, señalan una brecha financiera significativa: mientras la empresa asegura necesitar menos de 2.000 millones de dólares para desarrollar el Overture, cálculos externos sitúan la cifra entre 12.000 y 15.000 millones. Hasta la fecha, Boom ha recaudado aproximadamente 800 millones, con 700 millones disponibles según su última declaración financiera en 2023.
Viabilidad económica y mercado limitado
El Overture está diseñado exclusivamente para pasajeros de clase ejecutiva, con interiores que ofrecen asientos de lujo. Scholl justifica el enfoque afirmando que “es como el Model S de Tesla: no para todos, pero un segmento significativo”. No obstante, estudios sugieren que las tarifas deberían incrementarse en un 38% respecto a las actuales en rutas como Nueva York-Londres para garantizar rentabilidad, situando los boletos en aproximadamente 4.830 dólares por trayecto.
Investigaciones alemanas indican que los viajeros hacia el oeste, beneficiados por el ajuste horario, serían más propensos a abonar el sobreprecio, mientras que en direcciones contrarias el atractivo económico disminuye.
Competencia y certificaciones pendientes
El editor de The Air Current, Jon Ostrower, resalta que la industria aeronáutica actual prioriza la eficiencia energética sobre la velocidad, un enfoque contrario al del Overture, que consumiría entre dos y siete veces más combustible por asiento premium que aeronaves subsónicas como el Airbus A350 o el Boeing 787.
Además, el proceso de certificación de la Federal Aviation Administration (FAA) se encuentra ralentizado desde la crisis del Boeing 737 MAX. Mientras que modelos anteriores como el Airbus A350 requirieron 18 meses de pruebas, Boom planea completar el proceso en solo 12 meses, un plazo considerado ambicioso por expertos independientes.