Una científica de nacionalidad rusa que laboraba en Harvard recuperó su libertad luego de pasar meses detenida bajo custodia federal en Estados Unidos. La investigadora, identificada como Kseniia Petrova, enfrentaba acusaciones por presunto contrabando de embriones de rana al territorio estadounidense.
Reacción emocional y mensaje simbólico
Tras salir de las instalaciones judiciales en Boston, Petrova se mostró agradecida con quienes la apoyaron durante su encarcelamiento. Vestía una camiseta con la leyenda “Hakuna Matata”, frase popularizada por la película “El Rey León” que simboliza la ausencia de preocupaciones. “Mucha gente comenzó a contactarme y a enviarme cartas, y fue un gran apoyo sin el cual no habría podido sobrevivir“, expresó visiblemente emocionada. La investigadora destacó que “Nunca me sentí realmente sola ni un minuto cuando estuve bajo custodia, y eso realmente me ayudó mucho“.
Acuerdo judicial y condiciones de libertad
El caso llegó a un punto crucial cuando ambas partes alcanzaron un acuerdo judicial que estableció las condiciones de su liberación. Entre los términos acordados se encuentra la restricción de sus movimientos internacionales, manteniendo su pasaporte bajo custodia de las autoridades. Petrova deberá presentarse nuevamente ante el tribunal en una audiencia destinada a analizar la viabilidad de las acusaciones en su contra.
Contexto del caso y controversia
Los hechos que desencadenaron el caso se remontan a un viaje que la científica realizó a Francia. Durante su regreso a Estados Unidos, la investigadora pasaba por el aeropuerto Logan de Boston cuando agentes de Aduanas y Protección Fronteriza descubrieron que transportaba un paquete con muestras de embriones de rana destinados a investigación científica. “No se dio cuenta de que los artículos tenían que ser declarados y que no trataba de introducir nada de contrabando en el país”, aseguró Petrova en una entrevista previa.
Controversia sobre el procedimiento de detención
El Departamento de Seguridad Nacional justificó la detención alegando que la investigadora había mentido a las autoridades federales sobre el contenido que transportaba. Señalaron que mensajes encontrados en su dispositivo indicaban planes de “contrabandear los materiales a través de la aduana sin declararlos”. Sin embargo, un juez federal en Vermont dictaminó que la detención por parte de las autoridades de inmigración fue ilegal, que la científica no representaba peligro alguno y que los embriones no eran viables ni representaban amenaza para la población.
Respaldo académico y futuro incierto
La investigadora, de 30 años de edad, ha recibido el apoyo de colegas y académicos que destacan la importancia de su trabajo en el campo de la biología celular. Sus investigaciones, según sus defensores, podrían contribuir significativamente al desarrollo de tratamientos contra el cáncer. Greg Romanovsky, su abogado, indicó que Petrova “tiene ofertas de diferentes países del mundo, países que están ansiosos por apoyar la importante investigación que ella realiza”, sin definir aún si permanecerá en Estados Unidos.