El inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, ha dejado flotar la posibilidad de ejecutar una acción bélica contra Irán, sin precisar si tomará esa determinación, durante una rueda de prensa celebrada en Washington.
Declaraciones ambivalentes y amenazas veladas
El gobernante estadounidense manifestó: “Puede que lo haga. Puede que no lo haga. Quiero decir, nadie sabe lo que voy a hacer”, en medio del creciente conflicto regional. Esta afirmación se produce después de que Israel llevara a cabo ataques aéreos sobre infraestructuras iraníes desde el viernes anterior.
El mandatario había interrumpido repentinamente su participación en la cumbre del G7 en Canadá el lunes anterior, retornando a la capital estadounidense para celebrar reuniones con su Consejo de Seguridad Nacional y analizar la posibilidad de involucramiento en la campaña militar israelí.
Plazo de negociación y ultimátum
Trump reveló que concedió a Irán un período de dos meses para entablar conversaciones sobre un pacto nuclear, y que tras concluir ese plazo, en el día inmediato posterior, Israel inició sus operaciones militares. El presidente expresó su descontento porque el gobierno iraní no aceptó dialogar semanas antes, cuando consideraba que aún existía margen para prevenir la escalada.
“Puedo decir esto: Irán tiene muchos problemas y quiere negociar. ¿Por qué no negociaron conmigo hace dos semanas? Podrían haberlo hecho bien. Habrían tenido un país. Es muy triste ver esto”, expresó.
Estrategia de presión y lenguaje belicoso
El presidente también hizo público un mensaje en plataformas digitales pidiendo a Irán una “rendición incondicional”, aclarando posteriormente que su objetivo era intensificar la presión hasta alcanzar el colapso del régimen.
“Ya no aguanto más, me rindo”, señaló como la interpretación que espera que los líderes iraníes realicen ante la presión de Washington.
El mandatario recordó las consignas hostiles hacia Estados Unidos y sus aliados que han formado parte del discurso oficial de Irán durante décadas, afirmando que “Durante 40 años han dicho ‘Muerte a Estados Unidos’, ‘Muerte a Israel’, ‘Muerte a cualquiera que no les gustara’. Han sido unos matones, matones de patio de colegio. Ahora ya no lo son, pero veremos qué pasa”.
Con este tono agresivo, el presidente mantiene una postura ambigua respecto a un eventual ataque, sin descartar una intervención armada pero sin anunciarla formalmente. Su enfoque parece orientado a mantener la tensión sobre Teherán, manteniendo la posibilidad de una solución diplomática.