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Ciencia

Mujeres de Puno preservan semillas nativas frente a clima extremo que pone en riesgo cultivos tradicionales

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Retos climáticos en los Andes peruanos

En los altiplanos de Puno, región ubicada al sureste del Perú, comunidades agrícolas enfrentan condiciones climáticas extremas que alteran sus ciclos de siembra y cosecha. Los campos de Ácora, a más de 3,800 metros de altitud, evidencian la lucha constante entre tradición ancestral y los efectos del cambio climático, que se manifiesta en sequías prolongadas e inundaciones repentinas.

Impacto en la biodiversidad y seguridad alimentaria

Según datos oficiales peruanos, casi 18 millones de personas atraviesan situaciones de inseguridad alimentaria en el país. En este contexto, las mujeres agricultoras aymaras han tomado un papel crucial al implementar bancos de semillas para proteger más de 125 variedades nativas. Estos espacios no solo permiten la conservación de cultivos tradicionales, sino que también facilitan el intercambio entre comunidades y generan fuentes de ingreso.

Testimonios de resiliencia

“Antes no era así, el clima ha cambiado mucho”, manifestó Pascuala Pari, representante de la Asociación Sumaq Chuyma en Ácora. Su experiencia refleja la realidad de muchas familias cuya supervivencia depende de estrategias innovadoras para adaptarse a un entorno cada vez más impredecible. “Estamos recuperando las semillas de la época de nuestros abuelos”, agregó mientras explicaba cómo estas iniciativas conectan el legado ancestral con las necesidades actuales.

“Cuando te reconocen como agricultor, se abre ante ti un mundo de posibilidades, un mundo de recursos: oportunidades de representación y derechos. Se abren puertas”, Carol Boudreaux, directora sénior de Programas de Tierras de Landesa

Desafíos sociales y culturales

Además de los obstáculos climáticos, las mujeres enfrentan barreras sociales que limitan su acceso a la propiedad de la tierra y a oportunidades de desarrollo. Menos del 50% de las féminas poseen derechos seguros sobre los cultivos, mientras los hombres tienen el doble de probabilidades de obtener títulos y protecciones legales. Clara Park, especialista en género de la FAO, señaló que “también se necesitan iniciativas que apunten a cambiar las normas e instituciones sociales discriminatorias”.

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Acciones colectivas y reconocimiento internacional

Las prácticas tradicionales como el rehabiWaru warus, técnica ancestral de cultivo con canales y lechos elevados, han sido reactivadas para combatir inundaciones y sequías. Estas acciones, junto con los bancos de semillas, han captado la atención de organismos internacionales durante reuniones como el Foro Político de Alto Nivel de la ONU, donde se destacó la importancia de vincular igualdad de género con adaptación climática.

“Las mujeres, en particular, soportan la carga de la inseguridad alimentaria como cuidadoras tradicionales, lo que se intensifica durante las crisis climáticas”, Bochola Sara Arero, representante juvenil del Foro Mundial de la Alimentación

Liderazgo femenino en transformación rural

La colaboración entre el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y organizaciones locales ha fortalecido la capacidad de las mujeres para liderar proyectos sostenibles. Fanny Ninaraqui, líder de la Asociación Ayrumas Carumas, aseguró: “Nuestros cultivos estaban en peligro de extinción, pero ahora la gente está cosechando nuevamente y estamos cambiando eso”. Su testimonio ilustra cómo el empoderamiento femenino está transformando comunidades andinas.

“Puedo liderar, puedo enseñar lo que he aprendido, ahora siento que tengo esta capacidad”, afirmó Pari, cuyo banco de semillas incluye distintas variedades de quinua. Su mensaje final fue contundente: “Hoy les diría a más mujeres que sigan adelante, que no se desanimen por lo que piensen los demás y que tomen la iniciativa como yo lo hice”.

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