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Internacional

Líder religioso critica actitudes autoritarias ante mandatarios peruanos

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Defensa de la justicia social y la democracia en Perú

Durante la celebración de la Misa Te Deum por las Fiestas Patrias, el cardenal Carlos Castillo pronunció un sermón destacando la importancia de la justicia social, el fortalecimiento institucional y la ética en la gestión gubernamental. En su discurso, dirigido al pueblo peruano y ante la presencia de altos mandos políticos, el religioso llamó a construir un país donde los liderazgos prioricen el servicio público por encima de intereses particulares.

Referencias históricas y advertencias sobre el poder

Inspirándose en las enseñanzas del histórico Francisco Javier de Luna Pizarro, Castillo recordó que “garantizar la propiedad del pudiente y la exigencia del pobre (…) hacer reinar la tranquilidad sin opresión (…) (y apuntar a ser) un gobierno firme sin ser peligroso” sigue siendo un principio fundamental. El cardenal enfatizó que la verdadera estabilidad política solo puede lograrse mediante el respeto a la autonomía de los ciudadanos y la consolidación de procesos democráticos. “Es verdad que a veces un gobierno fuerte es remedio transitorio ante el peligro de la anarquía, pero solo la estabilidad y el respeto a la autodeterminación de los pueblos y a su gestión democrática es lo que asegura una patria de digno futuro”, afirmó.

Cuestionamiento a la dirigencia política actual

El arzobispo reiteró una cita histórica: “No hay Constitución alguna que sea un talismán que lleve consigo la felicidad, las mejores formas de gobierno se corrompen con seres envilecidos”, dirigida en presencia de la presidenta Dina Boluarte y el titular del Congreso, José Jerí. Explicó que el sistema democrático requiere no solo normas, sino también de líderes con valores y compromiso ético. Para Castillo, los desafíos del país se originan más en la falta de vocación de servicio de ciertos dirigentes que en la estructura institucional.

Reconocimiento al pueblo y crítica a las élites

El líder religioso reafirmó la legitimidad del pueblo al expresar sus demandas: “Nuestro pueblo peruano nos llama a levantarnos para ir corriendo a ayudarlo renunciando a diferentes ambiciones y costumbres injustas, cuando lo hace no todos los sabemos comprender adecuadamente, pensamos demasiado rápido que lo que hay es una sedición. En la mayoría de los casos son justos reclamos como la necesidad de amparo ante la extorsión y el asesinato vil. Gracias a Dios que nuestro pueblo no calla porque es un pueblo digno, consciente de que la república es para todos”.

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Origen de la inestabilidad social

Según el cardenal, los conflictos sociales no nacen de las protestas ciudadanas, sino de la desviación moral de algunos líderes: “La anarquía no es resultado de los justos reclamos de la población sino de las acciones de dirigencias que han ido eliminando su vocación de servicio y tomando decisiones sin justicia ni equidad ni moral”.

Autocrítica y llamado a la reflexión

El cardenal extendió su análisis a todos los sectores: “Hagamos una crítica todos, incluso la dirigencia eclesial. Reconozcamos que una amplia capa de la dirigencia nacional vive a espaldas de la mayoría y solo ve su propio interés. Nuestro pueblo percibe que son pocos los que actúan por vocación de servicio y percibe claramente que el espíritu mafioso se ha apoderado de nuestros corazones dejándose llevar por la malsana tendencia mundial de la indiferencia egoísta y tiránica que pretende apoderarse del mundo prescindiendo de los humildes y los pobres”.

Valoración del movimiento ciudadano

Para concluir, Castillo expresó su reconocimiento a la movilización popular: “Apreciamos el despertar popular, no intentemos manipularlo”. También advirtió sobre ciertos funcionarios que han perdido contacto con sus raíces. Su mensaje final apunta a una renovación del vínculo entre gobernantes y gobernados, con respuestas transparentes a las demandas sociales.

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