La Fiscalía General del Estado de Baja California (FGE) dio a conocer el hallazgo del cuerpo sin vida de Joseline Dianeth Tapia Corral, mujer de 29 años que había sido reportada como desaparecida desde el 3 de octubre. Su cadáver fue encontrado durante un operativo ciudadano en el canal Tulichek, localizado en la colonia Carlos Pacheco de Mexicali, generando profunda consternación entre la población y una ola de exigencias por justicia.
Descubrimiento del cuerpo en Mexicali
El hallazgo ocurrió el sábado alrededor de las 10:00 horas, tras un aviso recibido por autoridades sobre la presencia de un cuerpo en el canal Tulichek, justo debajo del puente Barcelona. Elementos de la policía municipal y de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) acudieron al sitio, donde confirmaron que se trataba del cadáver de una mujer joven, quien presentaba cinta adhesiva en la boca y no portaba ropa en la parte inferior del cuerpo.
Mediante un análisis forense y observación de señas particulares, se logró identificar a la víctima. Entre los rasgos distintivos que coincidieron con la descripción de Joseline Dianeth se encuentran el tatuaje de la palabra “familia” en su antebrazo izquierdo, símbolos en los nudillos de la mano izquierda y el nombre “Alejandro” en la muñeca.
Desaparición y búsqueda
La última vez que se tuvo contacto con Joseline Dianeth fue en el Centro de Atención al Niño Autista, en el ejido Xochimilco, el mismo día en que fue reportada como desaparecida. Horas después, su vehículo fue hallado con su hijo dentro, pero sin rastro de ella, lo que activó una intensa movilización en su búsqueda por distintas zonas de la capital de Baja California.
“El caso se investiga bajo el protocolo de feminicidio”, confirmó la Fiscalía General del Estado (FGE).
Actualmente, se realizan pericias médicas y actuaciones legales para determinar las circunstancias exactas de su muerte. Las autoridades no han descartado ninguna línea de investigación y trabajan para dar con el o los responsables del crimen.
Reacciones y exigencias sociales
El caso ha provocado una fuerte conmoción en la sociedad de Baja California y ha reactivado las protestas contra la violencia de género. Colectivos feministas y familiares de otras víctimas han exigido una respuesta más contundente del Estado frente a los feminicidios, especialmente en un contexto donde la inseguridad para las mujeres sigue siendo una preocupación constante.
