La ex primera dama de México, Marta Sahagún de Fox, expresó su descontento respecto a los cambios recientes en la Ley de Amparo, aprobados por el Congreso de la Unión, al advertir que podrían restringir la capacidad de los ciudadanos para protegerse frente a actos de autoridad.
Un llamado a la conciencia colectiva
Destacó que este tipo de modificaciones, promovidas por un gobierno con dominancia en el poder legislativo, pueden estar orientadas más hacia objetivos partidistas que hacia el interés general. A su juicio, estos asuntos trascienden las divisiones políticas y exigen una reflexión amplia por parte de la sociedad.
“Hay leyes que tienen dedicatorias especiales. No quiero señalar a nadie, pero creo que hay temas que requieren la atención de todos los ciudadanos para no permitir que sucedan”, manifestó.
Defensa ciudadana y responsabilidad compartida
Como presidenta de la Fundación Vamos México, Sahagún subrayó la importancia de que los ciudadanos no permanezcan inertes ante decisiones que afectan sus garantías individuales. Consideró que cuando las instituciones actúan sin contrapesos, corresponde a la sociedad exigir rendición de cuentas por medios legítimos.
“Cuando un gobierno tiene todo a su favor, actúa conforme a su proyecto político; pero aquí la reflexión es: ¿dónde quedamos los ciudadanos? Si no estamos de acuerdo, debemos manifestarnos por las vías legales, no quedarnos callados ante una realidad que no solo no nos gusta, sino que además nos lastima”
En ese sentido, insistió en que su postura no busca confrontar al gobierno, sino fomentar una participación cívica activa y responsable.
El amparo como pilar democrático
Reiteró que el amparo ha funcionado históricamente como un recurso clave para frenar abusos del poder público, por lo que su desarticulación implicaría un retroceso para el tejido social.
“No es una crítica a ultranza, es un señalamiento serio. Cuando suceden cosas que no son buenas para el país y los ciudadanos no hacemos nada, entonces también somos responsables”
Para Sahagún de Fox, preservar los mecanismos de defensa jurídica no debe interpretarse como oposición, sino como un acto de fortalecimiento del sistema democrático.
“El amparo ha sido un instrumento que protege al ciudadano del abuso del poder… debilitarlo es debilitar a la sociedad”