El Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha reforzado su monitoreo sobre ciertos movimientos financieros, especialmente aquellos realizados en efectivo y que superen ciertos límites mensuales. Aunque esta medida ya está establecida en la normativa fiscal, la autoridad ha vuelto a alertar sobre las consecuencias de no poder comprobar el origen de dichos recursos.
Los bancos están obligados por ley a reportar automáticamente al SAT los depósitos en efectivo que rebasen ciertos montos, lo que puede desencadenar revisiones si no coinciden con los ingresos declarados. No tener documentación que respalde la procedencia del dinero podría derivar en auditorías, sanciones económicas o incluso la retención de cuentas bancarias.
Depósitos en efectivo bajo revisión
De acuerdo con el artículo 55 de la Ley del Impuesto sobre la Renta y la regla 3.5.13 de la Resolución Miscelánea Fiscal, los depósitos en efectivo —ya sea por ventanilla o cajero automático— que sumen más de 15,000 pesos en un mes deben ser notificados al SAT mediante la Declaración Mensual de Depósitos en Efectivo.
En contraste, las transferencias electrónicas, los cheques y los pagos con tarjeta no generan este reporte automático, ya que no son considerados depósitos en efectivo según la regulación. Por ello, quienes acumulan en efectivo cantidades superiores al límite mensual entran en un radar fiscal de mayor control.
Riesgos por no comprobar ingresos
El organismo fiscal ha advertido que cuando los movimientos bancarios no concuerdan con los ingresos reportados, pueden iniciarse procesos de verificación. En caso de no justificar el origen del efectivo, el SAT puede presumir la existencia de ingresos no declarados y aplicar sanciones como multas, recargos o el cobro del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
En escenarios más severos, las instituciones financieras o el mismo SAT podrían bloquear cuentas bancarias o retener fondos ante discrepancias significativas entre el comportamiento financiero y la situación fiscal del contribuyente.
Recomendaciones para evitar problemas
- Documentar la procedencia del efectivo mediante comprobantes, ya sea por venta de bienes, préstamos, herencias o apoyos familiares.
- Preferir medios electrónicos como transferencias, pagos con tarjeta o cheques, que no activan reportes automáticos al SAT.
- Al realizar transferencias, usar conceptos claros y específicos, como “pago de renta”, “venta de auto” o “préstamo familiar”, para evitar malas interpretaciones.
- Mantener actualizada la declaración de ingresos, contar con RFC si aplica, y alinear los movimientos bancarios con lo reportado ante el fisco.
Aplicar estas prácticas reduce significativamente el riesgo de que el SAT considere los movimientos como inusuales o sospechosos, evitando así procesos de revisión.
La clave está en llevar un registro claro, preciso y coherente de todos los depósitos, especialmente cuando se maneja efectivo, para no caer en la llamada “lista negra” fiscal.