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La preocupación creciente de la población mexicana por su bienestar físico ha impulsado un notable auge en el rubro del ejercicio y la salud, transformando al sector fitness en una industria con sólido crecimiento y alto potencial de inversión. Cada vez más personas buscan incorporar la actividad física a su rutina, lo que ha detonado una expansión económica en este nicho de mercado.
Según datos del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (Mopradef) del Inegi, cerca de 41.1% de los mexicanos mayores de 18 años realizan algún tipo de actividad física de forma regular. Este comportamiento ha permitido que la industria del bienestar genere ingresos anuales por 38,000 millones de pesos, según estimaciones de Concanaco Servytur. Asimismo, emplea de manera directa a aproximadamente 70,000 personas en todo el país, consolidándose como un sector generador de empleo y desarrollo.
El crecimiento no solo se debe a la demanda, sino también a la diversificación de modelos de negocio. A partir de esta tendencia, han surgido gimnasios boutique, centros especializados en entrenamiento funcional, yoga, crossfit y otras modalidades que se adaptan a distintos niveles socioeconómicos y ubicaciones geográficas. Esta flexibilidad amplía las posibilidades de éxito para nuevos emprendimientos.
El capital necesario para iniciar un gimnasio depende del modelo, la ubicación y los servicios ofrecidos. La plataforma Dinero.Mx detalla los principales rubros de inversión: la renta del local puede oscilar entre 20,000 y 300,000 pesos mensuales; la adecuación del espacio, que incluye baños, espejos, vestidores y pisos especializados, requiere entre 50,000 y 200,000 pesos; mientras que el equipo de entrenamiento —como mancuernas, racks, caminadoras y bicicletas— puede representar un gasto de entre 300,000 y 800,000 pesos.
A esto se suman los trámites y licencias, como declaración de apertura, uso de suelo, dictamen estructural y autorización de protección civil, cuyo costo se estima entre 10,000 y 50,000 pesos. Finalmente, las campañas de marketing y lanzamiento requieren entre 20,000 y 80,000 pesos para imagen de marca, promociones y publicidad.
En conjunto, abrir un gimnasio tradicional puede implicar una inversión inicial de entre 400,000 y un millón de pesos, mientras que adquirir una franquicia de un nombre consolidado puede alcanzar entre 1.5 y 3 millones de pesos.
Ante la necesidad de capital inicial, especialmente en temporadas de alta demanda como el verano, muchos emprendedores enfrentan obstáculos. Para superarlos, existen diversas alternativas de financiamiento. Entre ellas destacan los créditos PyME bancarios, diseñados específicamente para nuevos negocios; las fintech y préstamos digitales, que permiten acceder a montos de entre 100,000 y 3 millones de pesos con trámites ágiles; la búsqueda de inversionistas o socios, que no solo aportan recursos sino también confianza al proyecto; y el leasing de equipo, ofrecido por empresas como LifeFitness, que reduce significativamente la inversión inicial.
“Emprender en este sector se vuelve una excelente opción que puede traer grandes beneficios económicos si se tiene una correcta preparación en el área, una adecuada planeación financiera y acceso a un financiamiento confiable”
“Muchos emprendedores subestiman los gastos fijos y el tiempo de recuperación de un gimnasio, sin embargo, con un buen plan de negocios y apoyo financiero confiable, este sector puede ser altamente rentable en pocos años”
Así lo afirmó Alejandro Sena, director general de la plataforma, quien subrayó la importancia de una estrategia bien fundamentada para alcanzar la rentabilidad.
A pesar del auge en el sector fitness, el sobrepeso y la obesidad siguen siendo problemas de salud pública en México. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), el 70% de la población padece sobrepeso. En cuanto a la obesidad, afecta al 36% de los adultos y al 18% de los menores de 18 años. Esta condición es el principal factor de riesgo para enfermedades como diabetes, hipertensión e insuficiencia renal, las cuales representan los mayores costos para el sistema de salud público, según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaría (CIEP).
Para combatir esta crisis, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha implementado diversas acciones. Entre ellas destaca la estrategia nacional “Vive saludable, vive feliz”, enfocada en estudiantes de primarias públicas, con actividades para fomentar la alimentación sana, la práctica de ejercicio y la detección temprana de enfermedades. Además, se aprobó una reforma a la Ley General de Educación que prohíbe la venta y consumo de dulces y refrescos en escuelas de nivel primaria.
Otra medida clave ha sido el ajuste al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que ahora se aplica también a bebidas endulzadas con edulcorantes no calóricos. El acuerdo entre el Gobierno Federal y las principales refresqueras establece una tasa de 3.08 pesos por litro para bebidas con azúcar y de 1.50 pesos por litro para versiones light o cero. Además, las empresas se comprometen a reducir el contenido de azúcar en un 30%, diferenciar precios entre bebidas azucaradas y sin calorías, y abstenerse de realizar publicidad dirigida a menores.
La mandataria nacional destacó que el propósito no es penalizar a las compañías, sino fomentar hábitos más saludables, especialmente entre niñas y niños, con el fin de reducir los índices de obesidad en el país.
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