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La verdadera historia de Platonoff: Del trágico fallecimiento de un inspector del Metro a la leyenda del espectro que reportó su salida

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En las entrañas del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México, donde los túneles oscuros guardan más que simples ecos de trenes, persiste una historia que mezcla realidad y misterio: la del inspector Platonoff, cuya muerte trágica en los años 90 dio origen a una de las leyendas más inquietantes del Metro capitalino.

Un accidente olvidado que resucitó como mito

En 1991, un operativo rutinario derivó en una tragedia sin precedentes. Al inspector Platonoff se le encomendó trasladar un convoy desde la estación Metro Potrero hacia los talleres después de una falla técnica en la Línea 3. Siguiendo el protocolo, debía reportar su descenso a las vías, pero nunca lo hizo. Las unidades reanudaron su marcha y el servicio se normalizó. Horas después, al finalizar su turno, sus compañeros notaron que no había registrado su salida. El Puesto de Control Central lo llamó repetidamente, sin respuesta.

Fue durante una revisión técnica que el hallazgo escalofriante sacudió al personal: una bota atascada en una rueda del tren contenía aún un pie humano. Tras localizar su credencial de empleado, se confirmó la identidad. El horror creció al intentar reconstruir su cuerpo: solo quedaban fragmentos esparcidos a lo largo de la vía, desde Potrero hasta CU.

La voz que nunca se despidió

Tras el suceso, comenzaron a registrarse fenómenos extraños en la Línea Verde. Conductores reportaron figuras humanas caminando entre las vías, lo que motivaba cortes de corriente. Sin embargo, al inspeccionar el tramo, nadie aparecía. Hasta que un nuevo auxiliar, durante su recorrido por Potrero, encontró a un hombre en uniforme con quien entabló una conversación. Tras presentarse, el extraño dijo:

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“Yo también soy inspector de línea, me apellido Platonoff”.

El joven, conocedor de la historia, lo tomó como una broma macabra, pero al relatarlo a su jefe, este le aclaró que no había personal asignado a ese sector.

Tras mostrarle fotos del inspector fallecido, quedó claro: el hombre que había visto era Víctor Castilla Platonoff, el trabajador arrollado.

El último reporte

Las apariciones se sucedieron durante meses. Algunos empleados aseguran que Platonoff no solo se dejaba ver, sino que ofrecía consejos sobre mantenimiento y seguridad. Intentos de contener su presencia con agua bendita y flores tuvieron efecto temporal, hasta que un regulador recibió una comunicación inesperada por radio:

“Aquí, Platonoff, reportando mi salida”.

Quienes reconocieron su voz, entre la conmoción y el temblor, respondieron:

“Enterado Platonoff. Descansa”.

Desde entonces, no ha vuelto a aparecerse.

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Entre el mito y la verdad familiar

En 2021, la historia adquirió un giro inesperado. Un usuario de Facebook, Ricardo Castilla Platonoff, afirmó ser hermano del fallecido y reveló detalles ocultos. Aclaró que el nombre correcto era Víctor Castilla Platonoff —con “o”, no “a”— y que el accidente ocurrió tras un cambio de vías de emergencia provocado por un suicidio en la estación Hidalgo.

Según su testimonio, el regulador no reportó la presencia de Víctor en las vías. Entre Potrero y La Raza, en una curva ciega, el convoy lo arrolló sin que el conductor se diera cuenta. La confirmación llegó hasta CU, donde, durante el servicio de rutina, descubrieron los restos. El sistema fue detenido por completo para recoger los rastros humanos y limpiar las vías.

Hoy, la figura de Platonoff trasciende el folclor. Para muchos trabajadores del Metro, su presencia fantasmal es un símbolo de los riesgos invisibles que enfrentan cada jornada. Una advertencia silenciosa en la oscuridad de los túneles.

Enterado Platonoff. Descansa.

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