En medio del ambiente hostil del Dodger Stadium, con gritos y burlas dirigidas directamente a él, Trey Yesavage no retrocedió. Al contrario, el joven lanzador de 22 años, procedente de Carolina del Norte, transformó el desprecio de la afición rival en combustible para una de las actuaciones más dominantes en la historia reciente de los Azulejos de Toronto.
Un novato bajo presión
Mientras se preparaba en el bullpen visitante antes del Juego 5 de la Serie Mundial, rodeado de fanáticos de los Dodgers que no dejaban de provocarlo, Yesavage se tomó un momento, respiró profundamente y se acercó a su entrenador de pitcheo, Pete Walker.
“Esto es divertido. Me encanta esto”
, fueron sus palabras. Acto seguido, subió al montículo y desplegó una actuación magistral: siete entradas completas sin otorgar bases por bolas y 12 ponches.
El partido se convirtió en un espectáculo de control y poder. Frente a una alineación de Los Ángeles cargada con tres futuros integrantes del Salón de la Fama, Yesavage los neutralizó con su recta, su slider deslizante y su splitter letal. Solo conectaron de manera efectiva en una ocasión: un jonrón solitario de Kiké Hernández que representó la única carrera permitida.
Ascenso meteórico en las Grandes Ligas
El origen de Yesavage en el béisbol menor no dejaba entrever tal explosión. En abril jugaba en Jupiter, Florida, con el equipo de Single-A Dunedin. Desde entonces, su progresión fue fulminante: pasó por High-A, Doble-A, Triple-A y llegó a las Grandes Ligas en tiempo récord. Su material de lanzamiento es de élite, pero quienes lo han visto de cerca destacan su mentalidad única: una calma serena, mezclada con una confianza inquebrantable, pero sin rastro de soberbia.
En el clubhouse después del triunfo de 6-1, veteranos como Chris Bassitt y Shane Bieber, con más de 2,000 entradas combinadas en la MLB, no ocultaron su asombro. En solo seis semanas de convivencia, han visto cómo cada salida de Yesavage confirma su estatus como un fenómeno distinto.
Un bateo tempranero que definió el rumbo
El apoyo ofensivo llegó desde el primer momento: Davis Schneider y Vladimir Guerrero Jr. conectaron cuadrangulares en los primeros lanzamientos del partido, otorgando a Toronto una ventaja que jamás perdería. Con esa seguridad, Yesavage dominó el juego desde el montículo, consolidando una victoria que deja a su equipo a solo un triunfo de coronarse campeón por primera vez en más de tres décadas.
Hoy, Yesavage no solo es una revelación para los aficionados de los Azulejos, sino una de las historias más inspiradoras de la temporada. Su capacidad para mantener la compostura bajo fuego enemigo, su enfoque inquebrantable y su talento depurado lo han convertido en un referente del béisbol moderno. Los ojos del mundo estarán sobre él en el próximo compromiso, donde buscará cerrar la Serie Mundial con la gloria al alcance.