En la capital de Sinaloa, los constantes enfrentamientos entre los grupos delictivos conocidos como “Los Mayos” y “Los Chapitos” han generado un escenario de inestabilidad permanente. Las detonaciones de arma de fuego, los bloqueos viales y los actos de violencia han pasado a formar parte de la rutina diaria de la población.
Convivencia forzada con la inseguridad
Los vecinos de diversos sectores de la ciudad han tenido que reconfigurar sus hábitos para sobrevivir en medio del conflicto territorial entre las organizaciones criminales. La movilidad se ve restringida en zonas críticas, y muchas actividades económicas se han visto interrumpidas por largos periodos.
“Te acostumbras al ruido de los tiros, a los vehículos quemados en la calle, a no saber si vas a poder salir a trabajar”, expresó un residente del sector norte.
Impacto social y psicológico
La normalización de la violencia ha dejado profundas huellas en la comunidad. Niños, adultos y ancianos conviven con altos niveles de estrés, mientras las instituciones de salud y apoyo psicológico registran un aumento en casos de ansiedad y trastornos relacionados con el miedo constante.
- Los enfrentamientos armados se han intensificado en las últimas semanas
- Los civiles son los más afectados por las interrupciones al orden público
- La percepción de inseguridad entre la población es extremadamente elevada
“Ya no es noticia cuando hay balacera. Es como si fuera normal”, dijo una madre de familia de la colonia Las Quintas.