La histórica Fragata ARA Libertad atracó este domingo en el Puerto de Buenos Aires, poniendo fin a una travesía de 169 días, 39.700 kilómetros y diez escalas internacionales. El buque escuela de la Armada Argentina completó así su 53° viaje de instrucción, una tradición que mantiene desde su puesta en servicio en 1963. Su arribo, poco después de las 9 de la mañana, fue recibido con entusiasmo por cientos de personas en la dársena norte.
Regreso tras una intensa formación marítima
A bordo viajaban 270 tripulantes, incluidos 27 oficiales, 51 guardiamarinas y 192 suboficiales y cabos, quienes vivieron una experiencia formativa intensa. Durante la travesía, los futuros oficiales aplicaron conocimientos prácticos en navegación astronómica, maniobras navales, mecánica, meteorología, seguridad y liderazgo. La navegación a vela, esencial en esta formación, permitió a los jóvenes marinos vivir de cerca las tradiciones marítimas que caracterizan a este emblemático navío.
La partida se había realizado el 7 de junio de 2025 con rumbo a Recife, Brasil, marcando el inicio del primer cruce atlántico. En esta ocasión, también participaron invitados de otras fuerzas armadas y entidades extranjeras con las que Argentina mantiene relaciones de cooperación.
Un recorrido por dos océanos y diez puertos
La ruta incluyó escalas en Brasil, España, Noruega, Alemania, Países Bajos, Portugal, Costa Rica, Estados Unidos y República Dominicana. Entre los momentos más destacados se encuentra su estadía en Hamburgo, donde participó en actividades protocolares y culturales, y su paso por Baltimore, donde fue recibida por una numerosa comunidad latinoamericana.
Previo al regreso final, la Fragata fondeó en la Rada La Plata entre el 22 y el 23 de noviembre, cumpliendo con el protocolo tradicional antes de arribar a la capital. Su silueta imponente, de 103,75 metros de eslora y 27 velas que abarcan 2.652 m², fue escoltada por embarcaciones menores al entrar al puerto, bajo un cielo despejado que permitió apreciarla en todo su esplendor.
Emociones a flor de piel en el reencuentro
El desembarco, que ocurrió pasadas las 10 de la mañana, se convirtió en un escenario de abrazos, lágrimas y cánticos. Familiares, autoridades militares y civiles, ex marinos y curiosos colmaron el muelle para recibir a los tripulantes. La banda de música de la Armada marcó el tono de la ceremonia oficial de bienvenida, mientras se multiplicaban las escenas de alegría contenida.
“Ahora no solo camina sino que también corre y hasta juega al fútbol”
Fueron las palabras emotivas de Neri Castro, quien se embarcó cuando su hijo Lucio era un bebé. Al reencontrarse, lo abrazó con fuerza, tratando de recuperar el tiempo perdido. “Lo extrañé muchísimo”, confesó con la voz quebrada, mientras su familia, proveniente de San Juan y Chaco, celebraba su regreso.
“Te amo, hijo”
Repitió su madre, a lo que él respondió: “Yo también te amo, má”. Otros marineros compartieron sentimientos similares. Una joven tripulante, aún con la adrenalina del desembarco, apenas pudo hablar: “Muy contenta de reencontrarme con la familia… fueron seis meses muy largos”. Junto a ella, un compañero añadió: “De aprendizaje, de experiencia”, a lo que ella asintió: “Sí, sobre todo por el apoyo de la familia, el cariño, el afecto. El apoyo es fundamental”.
Orgullo, emoción y nuevas historias
En otro sector del muelle, Mateo González resumió su experiencia: “Fue una experiencia de vida increíble”. Sus familiares, visiblemente orgullosos, afirmaron: “Largos meses… pero ya está, ahora a disfrutar de estar con él, de lo que vivió. Estamos orgullosos”. Santiago, proveniente de Punta Alta, también expresó su alivio: “Muchísima emoción… ya quería llegar. Quería estar con ellos”. Su madre, con lágrimas en los ojos, dijo: “Se hizo larga la espera, pero ya está, lo tengo acá conmigo”.
Entre banderas argentinas, mate cocido y abrazos que parecían no tener fin, la Fragata ARA Libertad cerró una nueva travesía cargada de simbolismo. Con más de medio siglo de tradición, sigue siendo una embajadora itinerante del país, participando en regatas, eventos diplomáticos y representando a la Argentina en puertos extranjeros.
Tras su regreso, la nave realizará actividades protocolares y estará abierta al público antes de iniciar su mantenimiento anual. Su próximo viaje de instrucción está previsto para 2026.