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Del recuerdo colectivo al cambio urbano: el futuro incierto del Paseo Bravo

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La próxima intervención gubernamental en el Paseo Bravo, ubicado en la ciudad de Puebla, ha reavivado emociones profundas entre los habitantes, quienes recuerdan con nostalgia el papel central que este espacio tuvo en la vida social de generaciones pasadas. Para muchos, no era solo un parque, sino un escenario de encuentros, amoríos casuales y momentos familiares que marcaron una época.

Memorias de un espacio en transformación

Rosa Santacruz Mendoza compartió que hace más de medio siglo el lugar albergaba un zoológico, cuyos animales fueron trasladados posteriormente a Africam Safari. Tras su cierre, se instaló un acuario que mantuvo viva la atracción del sitio, consolidándolo como un destino popular entre la ciudadanía.

“Por muchos años fue el gran parque central de las clases populares. Los domingos, muchas mujeres que trabajaban en los hogares salían al Paseo Bravo, y era como buscar esa aventura, ese amor, tal vez fugaz, pero servía para conocer a alguna pareja. Muchos eran de fuera y también salían únicamente a pasear”, relató.

Destacó que, hasta hace poco, aún operaban fotógrafos tradicionales que montaban fondos pintados y ponían caballitos de juguete para que los visitantes se llevaran una imagen emblemática del lugar.

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Del esparcimiento al tránsito cotidiano

En la actualidad, comerciantes locales coinciden en que el Paseo Bravo ha dejado de ser un punto de reunión significativo para convertirse principalmente en una ruta de paso, usada sobre todo por quienes abordan transporte público hacia distintas zonas urbanas.

“Se sigue conservando ese punto de encuentro que es El Gallito, que ahora ya no es tanto de amor, sino de ventas, de jóvenes emprendedores que citan aquí a sus clientes para entregar sus productos”, indicó don Ardelio.

A pesar de estos nuevos usos, tanto visitantes como vendedores consideran difícil que el parque recupere el protagonismo que tuvo en el pasado.

“Estamos en constante desarrollo y en cambios de costumbres; cada vez hay menos relaciones humanas y menos familias que salen a este tipo de actividades recreativas en parques. Antes venían familias completas, se sentaban, hacían día de campo y compartían el taco; ahora, por la inseguridad, ya ni se ve eso”, lamentó Abigail Mendoza en entrevista para 24 HORAS.

La renovación y las preocupaciones del comercio informal

El gobierno estatal y el Ayuntamiento de Puebla firmaron un convenio de comodato para intervenir el espacio, un proceso que finalizará en marzo del próximo año. Entre las acciones previstas se incluyen áreas lúdicas para niños, mantenimiento de fachadas y zonas verdes, además de la restauración del conjunto escultórico que rinde homenaje a figuras trascendentales de la historia local y nacional.

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Desde el inicio de los trabajos, se han colocado barreras de madera para restringir el acceso mientras se realizan las labores. Sin embargo, algunos transeúntes han advertido que esta medida pone en peligro a los peatones, ya que no se han habilitado rutas alternas seguras sobre la avenida 11 Sur.

“Desgraciadamente los carros no respetan y van aventando sus coches; a ver qué accidente pasa, porque es muy riesgoso para la gente que camina”, denunció un vendedor ambulante.

Asimismo, los comerciantes informales expresaron incertidumbre sobre el desarrollo del proyecto y su impacto en sus medios de subsistencia.

“Hasta el momento no sabemos nada, sólo están colocando las tablas. No tenemos idea de cómo va a ser; la preocupación siempre está latente por las ventas. Hasta ahora nos están dejando trabajar, pero no nos han dicho nada”, señaló Francisco Gutiérrez, quien ofrece dulces en el lugar.

Manifestó temor de ser desplazado de sus espacios tradicionales, lo que implicaría la pérdida de sus clientes habituales.

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“Cada gobernador tiene sus propias ideas; hay momentos en que nos sacan y luego nos colocan a un costado del Paseo Bravo, después nos reubican, pero sí nos afecta, porque las personas buscan otros caminos para cruzar y ya no nos compran”, concluyó.