El pontífice estadounidense, en su primer mensaje navideño a la Curia Romana, cuestionó abiertamente la calidad de las relaciones humanas dentro de la burocracia vaticana, al plantear si es posible construir amistades auténticas entre sus miembros. Durante la tradicional audiencia, León XIV reflexionó sobre el ambiente laboral en la Santa Sede, señalando que, tras años de servicio, persisten dinámicas negativas ligadas al ejercicio del poder, la competencia desmedida y la búsqueda de beneficios individuales.
Un llamado a la fraternidad en medio de la tensión institucional
“¿Es posible ser amigos en la Curia Romana? ¿Tener relaciones de auténtica amistad fraterna?”, cuestionó el papa, en un tono más mesurado que sus predecesores, pero con una intención clara de promover la introspección. El hecho de formular esta pregunta indica su conciencia sobre las tensiones y rivalidades que aún prevalecen en los círculos de poder del Vaticano.
León, quien tuvo una estrecha relación con el papa Francisco y laboró en la Curia antes de su elección, adoptó una postura constructiva, evitando las duras metáforas empleadas por Francisco —como “Alzheimer espiritual” o “cáncer de las camarillas”—, pero manteniendo el fondo crítico del mensaje navideño papal.
Amistad, apoyo genuino y respeto como base del cambio
El pontífice destacó la importancia de encontrar espacios de confianza donde las personas no sean utilizadas ni marginadas, y donde se valore la competencia y la dignidad de cada individuo. “En medio del trabajo diario, es una gracia encontrar amigos de confianza, donde las máscaras caen, nadie es utilizado o marginado, se ofrece un apoyo genuino, y se respeta el valor y la competencia de cada persona, evitando el resentimiento y la insatisfacción”, afirmó.
“En un mundo herido por la discordia, la violencia y el conflicto, donde también somos testigos de un aumento en la agresión y la ira, a menudo explotadas tanto por la esfera digital como por la política, la Navidad invita a todos a trabajar por la paz y la fraternidad universal”
Esta declaración, pronunciada con tono sosegado, refleja la intención de León de actuar como un agente de unidad después del pontificado de Francisco, marcado por reformas controvertidas y tensiones internas.
