En medio de una temporada caracterizada por el ajetreo, las obligaciones y el cierre emocional del año, un creciente número de personas busca momentos de calma para volver a conectarse consigo mismo durante la Navidad, recurriendo a prácticas como la meditación o rituales espirituales.
El reiki como herramienta de reconexión personal
Silvia Rábago, instructora certificada en reiki, señala que estas fechas son propicias para fomentar la introspección a través de ejercicios meditativos sencillos, profundamente regeneradores y al alcance de todos. Destaca que dichas prácticas permiten no solo disminuir la velocidad de la rutina, sino también activar una conciencia interior más presente.
“Basta cerrar los ojos un instante y respirar suave, permitiendo que la luz de la Navidad descienda sobre nosotros como una energía cálida que abraza y renueva”.
Como parte de su propuesta, Rábago recomienda un ejercicio breve que puede realizarse en cualquier lugar tranquilo: enfocar la atención en el corazón y visualizar una llama dorada que se expande desde el centro del pecho hacia todo el cuerpo.
La luz interior como espíritu navideño
“Esa luz interna, nos recuerda que el verdadero espíritu navideño nace dentro de cada persona, no en las obligaciones externas”.
Este enfoque busca redirigir la atención desde los aspectos materiales y sociales de la temporada hacia una celebración más íntima y significativa. El ejercicio incluye colocar las manos sobre el corazón y repetir internamente una afirmación enfocada en el renacimiento personal: “Que esta navidad renazca mi luz, que mi vida se llene de paz y que el amor que damos y recibimos nos guíe siempre”.
Según Rábago, estas declaraciones positivas contribuyen a equilibrar la energía emocional y liberar tensiones acumuladas a lo largo del año.
Extender la paz más allá del yo
La maestra enfatiza también el valor comunitario del ritual, al visualizar cómo esa luz interior se proyecta hacia familiares y seres queridos, envolviéndolos en bienestar y bendiciones. Considera que esta energía generada puede transformarse en un regalo sutil, pero poderoso.
“La energía que generamos puede convertirse en un regalo: suave, amorosa y compasiva”.
El cierre de la meditación navideña consiste en un acto de agradecimiento, abriendo los ojos con la certeza de que la esperanza, la paz y la plenitud del alma son renovables. Para Rábago, la esencia de la Navidad no reside únicamente en las fiestas, sino en acciones conscientes.
“La Navidad no solo está en las celebraciones, sino en nuestras manos, en nuestra palabra y en nuestro corazón”.