Cuando Jeff Hiserodt colapsó repentinamente durante un partido de béisbol infantil en California, nadie imaginó que su vida pendía de un hilo. El árbitro de ligas menores sufrió un infarto agudo que paralizó su corazón, generando pánico entre los asistentes al estadio. La intervención inmediata del doctor Jen Poole resultó crucial para evitar una tragedia, ya que el profesional médico aplicó reanimación cardiopulmonar durante varios minutos hasta estabilizar al afectado.
Un salvamento en minutos críticos
El drama se desarrolló en pleno partido celebrado en el condado de Los Ángeles, cuando los compañeros del árbitro notaron que perdía la conciencia y no respondía a estímulos. “Necesitamos un médico urgente, no tiene pulso”, fueron las desesperadas palabras que alertaron a los presentes. El galeno, presente casualmente en el lugar, reaccionó con profesionalismo y precisión, iniciando maniobras de resucitación que duraron entre siete y diez minutos vitales.
El corazón que volvió a latir
La rápida acción del doctor Poole marcó la diferencia entre la vida y la muerte. Mientras los equipos de emergencia se trasladaban al lugar, el profesional continuó con las compresiones torácicas sin pausa, asegurando que el flujo sanguíneo no se detuviera. El esfuerzo resultó exitoso al recuperar signos vitales en el árbitro, permitiendo su posterior traslado hospitalario donde recibió atención especializada.