Un escenario geopolítico complejo marcó la apertura de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái el domingo 31 de agosto. Con los aranceles impuestos por Donald Trump y el conflicto prolongado en Ucrania, las potencias asiáticas buscan consolidar su postura frente a la influencia estadounidense.
Un encuentro de alto nivel en medio de tensiones globales
El primer ministro indio y el mandatario chino compartieron un saludo protocolario antes de sus conversaciones bilaterales durante el evento multilateral en Tianjin. Esta imagen, difundida por la Oficina del Primer Ministro de la India, refleja el interés diplomático entre ambas naciones.
India refuerza su autonomía estratégica
La participación de Narendra Modi en esta cumbre adquiere un matiz distinto este año. El líder indio busca reducir su vinculación con Estados Unidos, su principal socio comercial, ahora que enfrenta tarifas del 50 % impuestas recientemente. Su presencia en China representa un gesto de distanciamiento respecto a Washington, algo que Pekín reconoce con gestos de cortesía.
Limitaciones en el acercamiento con el bloque eurasiático
“Aunque la India le da la espalda a Estados Unidos, no muestra signos de querer dar la espalda a Europa o a la Commonwealth”, indicó el corresponsal de RFI en India. Las declaraciones iniciales de Modi enfocadas en criticar a Pakistán durante la cumbre evidencian que Nueva Delhi mantendrá una postura diferenciada dentro de la alianza trilateral con Moscú y Pekín.
“Por el momento, varios factores se oponen a ello: Nueva Delhi mantiene un conflicto fronterizo con China y, sobre todo, cultiva su diferencia con una relación con Estados Unidos que pretendía ser excelente”
