El entorno económico actual presenta un panorama complejo para las organizaciones, exigiendo a sus líderes una gestión enfocada y estratégica. En un contexto de incertidumbre económica, con previsiones de crecimiento que oscilan entre el 1.5% y 2.3%, inflación controlada en 3.5% y una deuda pública proyectada en 49.5% del PIB, los directivos enfrentan el reto de mantener la claridad en la toma de decisiones. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte escenarios aún más conservadores, con posibles retrocesos en el indicador macroeconómico.
Desafíos en la gestión empresarial
El Plan México lanzado por el gobierno federal pretende atraer una inversión de 277,000 millones de dólares, crear 1.5 millones de empleos especializados y fortalecer a las pequeñas y medianas empresas mediante 18 iniciativas específicas. Estas acciones incluyen el impulso a la autosuficiencia energética y alimentaria, la aceleración de proyectos de infraestructura y el establecimiento de un 65% de contenido nacional en las cadenas productivas. No obstante, la inversión fija bruta registra nueve meses consecutivos de disminución, con un retroceso anual de -7.1% en mayo, aunque muestra un repunte del 0.9% en su comparación mensual.
La confianza empresarial presenta un comportamiento contradictorio, al subir a 49.4 puntos en julio pero mantenerse por debajo del umbral que indica optimismo. “La oportunidad existe, pero solo la capitalizarán quienes tengan la disciplina de revisar rumbo, velocidad y prioridades antes de que el año termine”, destaca el análisis.
El impacto del agotamiento en los equipos
El factor humano emerge como un desafío silencioso en el cierre anual. Después de meses de alta exigencia, los líderes y sus equipos operan con niveles reducidos de energía y menor capacidad para manejar conflictos. Dos áreas críticas se repiten en los niveles más altos de dirección:
- Evadir temas críticos por falta de confianza mutua, lo que posterga decisiones esenciales y disminuye la agilidad organizacional.
- Dificultad para separarse de la operación diaria, impidiendo dedicar tiempo a evaluar el rumbo, velocidad y recursos disponibles.
Acciones clave para el cierre de año
Para concluir 2025 con fortaleza y preparar el terreno para el siguiente año, se recomiendan tres enfoques:
- Crear espacios para abordar temas críticos con transparencia, reconociendo que el manejo adecuado del conflicto fortalece la confianza y resuelve problemas estructurales.
- Destinar tiempo exclusivo para revisar estrategias, evaluando avances frente a objetivos, riesgos y oportunidades con preguntas fundamentales: ¿Vamos en el camino correcto? ¿A la velocidad adecuada?
- Implementar medidas para preservar la energía del equipo y líderes, revisando cargas de trabajo, permitiendo recuperación y reforzando el propósito organizacional.
“Cerrar 2025 con claridad no es cuestión de hacer más, sino de liderar mejor: con propósito, foco y valentía de enfrentar lo que realmente importa. Porque, como repito en cada sesión de coaching con mis clientes, la turbulencia no está en el destino; la define la claridad con la que eliges navegarla.”