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Ciencia

Vibraciones que cruzan fronteras: un recuento de sismos y migraciones

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El 19 de septiembre de 1985 marcó un antes y un después en la vida de muchos habitantes de la Ciudad de México. El terremoto que sacudió la capital no solo provocó la pérdida de vidas y viviendas, sino también el desplazamiento de personas en busca de nuevas oportunidades lejos de los estragos causados por el sismo.

La destrucción de edificios y la pérdida de empleos impulsaron una migración hacia el norte del país y, posteriormente, hacia Estados Unidos, específicamente California, donde muchos terminaron estableciéndose en una región atravesada por la Falla de San Andrés y ubicada en el Anillo de Fuego del Pacífico, zona propensa a sismos constantes.

Memorias que trascienden generaciones

El autor recuerda que, al igual que en México, otros países han sufrido desastres naturales de gran magnitud. Cita ejemplos como el terremoto en Chile en 1960, de magnitud 9.5; el de Perú en 1970 con 7.8 grados; el de Nicaragua en 1972 con 6.2; y el de Guatemala en 1976, de 7.5 grados Richter. Estos eventos quedaron plasmados en la memoria colectiva a través de canciones y relatos.

Uno de los ejemplos más notables es el de Violeta Parra, quien, tras sobrevivir al terremoto de Puerto Montt en 1960, escribió la canción “Puerto Montt está temblando”, grabada en el volumen VIII del Folklore de Chile. Por otro lado, Carlos Mejía Godoy contó cómo surgió “Panchito Escombros”, una composición que denunciaba el desvío de ayuda internacional tras un terremoto en Nicaragua.

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California: tierra de sismos y refugiados

En California, la historia sísmica es amplia. El primer terremoto registrado fue en 1769 cerca de San Diego. Entre los más devastadores figuran el de San Francisco en 1906, de 7.9 grados, y el de Northridge en 1994, de 6.7 grados. Este último coincidió con una fecha conmemorativa: el Día de Martin Luther King Jr., lo que permitió que muchas personas estuvieran en sus hogares cuando ocurrió a las 4:30 de la mañana del 17 de enero.

El autor relata que vivía en California durante el sismo de Northridge, aunque no lo sintió debido a la distancia. Sin embargo, cinco años después, al adquirir su propia casa, experimentó una nueva sacudida en la madrugada, lo que lo hizo recordar el terremoto de 1985 en México.

El legado de los antepasados

Los antiguos pueblos mesoamericanos, particularmente los aztecas, desarrollaron la teoría de los Cinco Soles, donde el actual, Nahui Ollin o Cuatro Movimiento, se caracteriza por el movimiento constante y se espera que termine con un gran cataclismo que dará paso a una época de hambruna y oscuridad. Esta visión refleja una conciencia ancestral sobre la vulnerabilidad ante los fenómenos naturales.

El texto concluye con una reflexión sobre la permanente influencia de la naturaleza sobre la humanidad, incluso en una era de avances tecnológicos. Las migraciones, ya sea por conflictos, desastres naturales o cambios climáticos, siguen siendo una constante en la historia de la humanidad.

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