La comunidad mexicana en California vive un clima de angustia colectiva ante las redadas migratorias que han llevado al arresto de cientos de personas, incluida Rosi, una madre soltera de 27 años sin antecedentes penales que dejó a sus dos hijas pequeñas al ser detenida por agentes de inmigración estadounidenses.
Operativos indiscriminados y protestas
Desde el viernes anterior se han realizado redadas en múltiples zonas de California, dejando oficialmente 330 migrantes arrestados en Los Ángeles, aunque organizaciones comunitarias reportan cifras superiores. La diputada migrante Justina Islas ha documentado al menos 150 casos específicos de ciudadanos mexicanos detenidos, incluyendo trabajadores de autolavados, gasolineras y supermercados.
Las acciones gubernamentales han desencadenado protestas generalizadas, a las que el gobierno estadounidense respondió con el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en la zona. Los operativos han incluido lugares de trabajo, centros comerciales y hasta zonas cercanas a escuelas, generando un clima de temor generalizado.
Impacto en familias y comunidades
El miedo a ser detenidos ha paralizado a muchos migrantes mexicanos, quienes evitan salir de sus hogares. “La gente no quiere salir, tiene temor. Si te vas a las calles, antes los veías en cada esquina vendiendo flores, tamales, pero ahorita no quieren salir”, declaró Justina Islas, quien ha organizado turnos para transportar a sus colegas al trabajo desde las 2 de la madrugada.
Las familias enfrentan dificultades económicas y emocionales, ya que muchos de los detenidos no pueden pagar la fianza de 5,000 dólares requerida para su liberación. Rosi, por ejemplo, dejó a sus dos hijas solas tras su arresto, situación que ha movilizado a vecinos para cuidar a las menores mientras se busca su liberación.
Apoyo comunitario y defensa de derechos
La comunidad migrante ha organizado iniciativas solidarias, incluyendo bancos de alimentos, transporte seguro y programas para llevar a los niños a la escuela. “La misma comunidad se organiza. Si no tenemos la ayuda del consulado mexicano, pues vemos la otra forma de apoyarlos”, afirmó Justina Islas.
Se distribuyen materiales informativos sobre derechos migratorios, y jóvenes Dreamers participan activamente en estos esfuerzos comunitarios. “A pesar de que estos jóvenes viven con esa tensión de que pueden deportar a sus papás, así demuestran esas agallas, demuestran esa fuerza de decir, también voy a defender a mis papás”, destacó la senadora migrante Octavia Hernández.
Posición gubernamental y críticas
El gobierno mexicano ha condenado estas acciones, con el consulado en Los Ángeles realizando esfuerzos para localizar y asistir a los ciudadanos mexicanos detenidos. Sin embargo, activistas demandan una respuesta más contundente de las autoridades consulares.
Defensores de derechos humanos denuncian la ilegalidad de muchos arrestos, destacando que incluso residentes legales y ciudadanos estadounidenses han sido afectados. “Es una persecución, porque siempre ha habido redadas, eso no podemos negarlo, cada gobierno ha tenido sus reglamentos de deportaciones, pero nunca se había dado una deportación agresiva”, señaló Octavia Hernández.
“Se puso fea la situación por acá, nadie sabe qué va a pasar”, dice a Expansión Política el oriundo de Querétaro.