Del 19 al 29 de junio de 2025, el Teatro Raúl Flores Canelo del CENART albergará la Temporada de Verano 2025 de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (ENDCC), con participación de 88 estudiantes de diversos planes académicos. Este evento, organizado por la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas (SGEIA) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), ofrecerá funciones gratuitas al público.
Enfoque en la creación artística
Rosario Murillo, profesora de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey e invitada especial, desarrolló la coreografía De tiempo y agua, basada en conceptos visuales de la estadounidense Joan Jonas. Según la creadora:
“está inspirada en una obra de la artista visual estadounidense Joan Jonas, en la que se dan instrucciones a un grupo de estudiantes para generar ideas de movimiento. Quise dar algunas pautas a las y los alumnos en cuanto a trazos escénicos y actitudes emocionales. A partir del concierto Música acuática, de Händel, estas pautas tomaron forma para evocar un paseo por el río”
.
Desafíos técnicos y emocionales
La coreografía requiere sincronización total entre todos los participantes sin importar su nivel académico, lo que representa un reto artístico importante. Murillo destacó que:
“Hay muchos momentos donde todos y todas generan ‘unísonos’ de movimiento, y eso ha sido todo un reto”
.
Formación integral y trabajo colectivo
César Zarco, coordinador académico de la ENDCC, señaló que este evento representa la culminación del ciclo escolar:
“Es fundamental para las y los estudiantes, ya que representa el cierre de un ciclo escolar. Es un momento clave para visibilizar los logros obtenidos a lo largo del año y consolidar el trabajo colectivo. Este proceso fortalece no solo sus habilidades escénicas, sino también su sentido de comunidad y pertenencia”
.
Compromiso docente y diversidad generacional
Zarco enfatizó el papel crucial del personal académico:
“Son quienes cuidan y pulen cada detalle técnico y artístico de la ejecución escénica. A través de los ensayos cotidianos, mantienen viva la visión de la coreógrafa, asegurándose de que cada intérprete conecte con el lenguaje propuesto”
. También destacó la participación de estudiantes entre 9 y 21 años, describiendo el proceso como “complejo, pero enriquecedor”, con alto nivel de entrega por parte de los jóvenes bailarines.