En la primavera de 2024, cuando la posibilidad de un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca generaba amplia atención mediática, sus finanzas personales enfrentaban dificultades significativas. Su torre de oficinas en Manhattan generaba escasos ingresos, muchas de sus propiedades dedicadas al golf estaban subutilizadas y los ingresos provenientes de su etapa como figura televisiva prácticamente habían desaparecido.
Además, una avalancha de demandas judiciales representaba una amenaza inminente para su patrimonio. Sin embargo, el escenario cambió drásticamente después de que obtuviera la nominación republicana.
Un giro hacia las criptomonedas y acuerdos de marca
Tras asegurar la candidatura, Donald Trump y sus hijos mayores, Eric y Donald Jr., comenzaron a redirigir los negocios familiares hacia nuevas oportunidades, particularmente en el ámbito de las criptomonedas y acuerdos de licencia. Tras su victoria electoral en noviembre, esta estrategia se intensificó con la firma de múltiples convenios comerciales.
Entre los movimientos más destacados, Trump se convirtió en socio de varias empresas de criptomonedas, un sector sobre el cual, como presidente, tiene influencia directa en su regulación. Sus detractores han calificado estas acciones como una apropiación de recursos de magnitud histórica, aunque documentos internos presentados en una demanda en su contra sugieren que la motivación detrás de estos acuerdos fue más bien una necesidad urgente de financiamiento.
Una imagen financiera distorsionada
Durante una audiencia judicial en 2023, Trump afirmó poseer entre 300 y 400 millones de dólares en efectivo, lo que supuestamente demostraría la fortaleza de su imperio empresarial. Sin embargo, registros presentados en el mismo caso indican que su liquidez fluctuó notablemente, alcanzando un mínimo de 52 millones en 2018.
El crecimiento posterior se atribuyó principalmente a la venta de propiedades y a un pago único de 150 millones de dólares derivado de una inversión pasiva. Además, su negocio ya no opera como una empresa de desarrollo inmobiliario de gran escala, enfocándose ahora en la comercialización del nombre familiar, incluyendo productos como relojes, teléfonos dorados y memorabilia política.
Riesgos y conflictos de interés
Estos nuevos acuerdos permiten flujos de dinero poco transparentes hacia el presidente y su familia, en muchos casos imposibles de rastrear bajo las normas actuales. La Casa Blanca, a través de su secretaria de prensa Karoline Leavitt, ha asegurado que Trump cumple con todas las leyes sobre conflictos de interés.
Eric Trump, responsable de la operación del negocio familiar, ha declarado que la organización está más fuerte que nunca, destacando las propiedades emblemáticas y las inversiones en criptomonedas. No obstante, evaluar la solidez financiera real de una empresa privada como la de Trump resulta extremadamente complejo.
Deudas y sentencias judiciales pendientes
En los meses posteriores a su testimonio en el juicio civil en Nueva York, su liquidez estuvo en riesgo. Trump enfrenta múltiples demandas, incluyendo una sentencia de 355 millones de dólares dictada por un juez de Nueva York, y otra de 88,3 millones por acusaciones de abuso sexual y difamación presentadas por E. Jean Carroll.
Aunque aún no ha pagado estos montos, ha tenido que depositar garantías que suman más de 270 millones de dólares para apelar las decisiones. También se enfrenta potencialmente a una revisión fiscal por 100 millones de dólares, aunque su regreso a la presidencia ha generado condiciones favorables para evitarla.
Problemas persistentes en el desarrollo inmobiliario
Las propiedades inmobiliarias de Trump, incluyendo la Torre Trump en Manhattan, enfrentan graves dificultades. El edificio en el número 40 de Wall Street tiene un 25% de espacio vacío y genera 2 millones de dólares menos al año de lo necesario para cubrir su hipoteca. Su torre en Chicago continúa con locales comerciales sin ocupar desde su construcción en 2008, y su hotel en Washington, vendido en 2022 por 375 millones de dólares, no cubrió los costos de inversión.
Los campos de golf también han sido un lastre financiero. Un análisis de la fiscalía general de Nueva York reveló que al menos la mitad de los campos de Trump registraron pérdidas operativas en la última década. En 2017, sus gastos superaron los ingresos en más de 27 millones de dólares.
Reactivación de acuerdos internacionales
Desde su regreso a la presidencia, la Organización Trump ha reactivado acuerdos internacionales de licencia. Entre julio de 2024 y enero de 2025, anunció nueve proyectos en diferentes países, incluyendo Vietnam, Serbia, India y varios en la península arábiga.
Estos acuerdos, en su mayoría derivados de relaciones previas a su primer mandato, han sido presentados como oportunidades de inversión atractivas. Sin embargo, expertos en valuación han señalado que la marca Trump ha tenido un impacto negativo en ciertos proyectos, como el complejo de Doral en Florida, cuyo valor real está por debajo de lo invertido.
Incursión en el mercado de criptomonedas
En los últimos meses, la familia Trump ha entrado de lleno en el mercado de las criptomonedas. Eric Trump participó como ponente en una conferencia sobre bitcóin en Abu Dabi, destacando el interés del clan por este sector.
Sus asociaciones en este campo no requieren inversión directa de su parte, sino que utilizan su nombre como imán para atraer seguidores y convertirlos en inversores. A través de World Liberty Financial, la familia ha acumulado activos valorados en más de 236 millones de dólares. Además, la venta de memecoins —criptomonedas basadas en memes— ha generado comisiones por 320 millones de dólares.
Aunque el impacto a largo plazo de estos movimientos es incierto, han ayudado a cubrir obligaciones financieras pendientes, como el pago de una hipoteca de 115 millones de dólares en su edificio de Wall Street. Estos nuevos ingresos representan una importante reserva para afrontar demandas judiciales y otros compromisos financieros en los próximos años.