El príncipe Andrés de Reino Unido enfrenta una nueva ola de acusaciones tras revelaciones publicadas por el diario británico The Mail on Sunday, que sugieren su posible contacto con una segunda víctima del fallecido financiero Jeffrey Epstein. La información surge a partir de un correo electrónico fechado el 11 de agosto de 2010, en el que Epstein habría ofrecido al duque de York cenar con una mujer joven durante una visita a Londres.
Según el intercambio difundido, Epstein escribió: “Tengo una amiga con la que creo que podrías disfrutar cenando. Se llama XXXXX. Estará en Londres del 20 al 24”. La respuesta del príncipe fue: “Por supuesto. Estaré en Ginebra hasta la mañana del 22, pero me encantaría verla. ¿Traerá algún mensaje tuyo? Por favor, proporciónale mis datos de contacto para que se ponga en contacto”, firmado con las iniciales “A” y el título “Su Alteza Real el Duque de York, KG”.
Una víctima bajo protección
La identidad de la mujer no ha sido revelada, protegida por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico por tratarse de una sobreviviente de abuso sexual. Su equipo legal confirmó que fue explotada durante años por Epstein y que padece “graves daños emocionales y psicológicos”. Aunque se verificó que ella es la persona mencionada en el correo, sus representantes no han aclarado si finalmente se reunió con el príncipe.
Epstein habría reenviado posteriormente los datos de contacto de la mujer, incluyendo al duque de York en la cadena de mensajes. Esta acción refuerza las sospechas sobre un patrón de conducta del magnate, quien solía conectar a hombres influyentes con mujeres vulnerables.
Reacciones en la familia real
Fuentes cercanas a la monarquía describen un ambiente de “profunda preocupación” en Buckingham. No se han emitido declaraciones oficiales desde el entorno del príncipe Andrés, lo que ha intensificado las especulaciones. Un jurista vinculado al caso señaló: “Se puede interpretar ese silencio como quiera. Parece extraño que su abogado absuelva al otro hombre y no haga comentarios sobre el asunto de Andrés. Por supuesto, eso no significa que Andrés sea culpable de nada, pero sí plantea más preguntas sobre su conducta”.
Además, se hizo referencia al caso de Virginia Giuffre, quien se quitó la vida a inicios de este año: “Difícilmente se puede culpar a la segunda mujer por no querer involucrarse en el caso Andrew. Miren lo que le pasó a Virginia. Valientemente, hizo público lo que, según ella, le sucedió cuando supuestamente fue traficada con el príncipe Andrew, y eso le cambió la vida por completo”.
Un pasado que no se apaga
La mujer actualmente tiene 43 años, reside en el extranjero junto a su hijo pequeño y busca reconstruir su vida lejos del ojo público. Antes trabajaba como instructora de yoga en Nueva York, ciudad donde Epstein reclutaba a muchas de sus víctimas. Expertos en su red criminal destacan que esta nueva evidencia encaja con su modus operandi: presentar a figuras poderosas a mujeres jóvenes bajo su control.
Para el príncipe Andrés, esta revelación llega en un momento crítico. Tras perder sus títulos y cargos honoríficos, mantiene un perfil bajo. Su implicación previa con Giuffre derivó en un acuerdo extrajudicial por alrededor de 12 millones de libras esterlinas, aunque siempre ha negado actos ilícitos.
Aislamiento y decisiones familiares
El escritor Nigel Cawthorne, autor de un libro sobre el caso, afirma que la renuncia del título de duque de York fue un movimiento forzado, no un acto de arrepentimiento: “Hace tiempo que en Buckingham se preguntan si no sería mejor que adoptara el apellido Mountbatten-Windsor y se apartara por completo de la vida pública”.
En medio del escándalo, también se canceló la fiesta de cumpleaños de su exesposa, Sarah Ferguson, que se celebraría en Windsor. Aunque mantienen una relación cercana, el duque consideró inadecuado organizar un evento festivo bajo la actual presión mediática.
