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Ciencia

De las calles tuxtlecas al impulso de la ciencia: el ascenso de Jovani Salazar

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Desde sus inicios en las colonias populares de Tuxtla Gutiérrez hasta asumir la dirección de la Agencia Digital Tecnológica de Chiapas, Jovani Salazar ha trazado un camino político cimentado en el contacto directo con la ciudadanía y en la reivindicación de sus raíces populares. Se autodefine como “un chico de la calle que camina por la ciudad”, una frase que condensa su experiencia vital y su enfoque en la gestión pública.

Salazar no accedió a la política desde entornos académicos ni familias con tradición en cargos públicos, sino desde la organización social. “Desde chamaco fui líder estudiantil en la secundaria y de ahí me volví líder juvenil”, recordó, al evocar su participación en el entonces Frente Juvenil Revolucionario, espacio que le abrió las puertas al activismo político local.

Formación política desde lo barrial

Su paso por distintos barrios y comunidades permitió a Salazar conocer profundamente las dinámicas sociales de la capital chiapaneca. “No es lo mismo la gente del barrio San Roque que la gente que vive en las periferias de la ciudad”, afirmó, destacando que muchas familias llegaron desde otros municipios o entidades, trayendo consigo nuevas realidades y necesidades. Este contraste marcó su visión política.

Su vocación de servicio surgió del contacto con problemáticas cotidianas: la regularización de terrenos, la falta de drenaje, alumbrado público o incluso el acceso a documentos básicos como actas de nacimiento. “No me interesé en la política a través de los libros, me interesé a través de lo que conocí en los barrios, en las colonias, en los ejidos y en las comunidades”, declaró.

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Construcción de poder desde abajo

Uno de sus primeros obstáculos fue enfrentar los rechazos por no pertenecer a una familia política ni tener un apellido influyente. “No traía el clásico pedigrí político”, reconoció. Ante esto, decidió organizarse desde la base, articulando liderazgos vecinales, transportistas y organizaciones civiles en un frente denominado Tuxtla Unido, que le permitió ganar presencia y peso en escenarios de toma de decisiones.

Su primera entrada formal a la administración estatal fue como subsecretario de Gobierno, cargo en el que consolidó su perfil como operador político enfocado en el diálogo. “Atender organizaciones, sectores, invasores; agotar el diálogo era lo más importante”, explicó. Fue en ese periodo cuando estableció una cercana colaboración con Eduardo Ramírez Aguilar, entonces secretario de Gobierno, con quien más tarde trabajó en el Senado de la República.

Una identidad que no se reniega

Salazar subraya su identidad popular como pilar de su discurso. La jícara de pozol, presente en su imagen pública, simboliza para él el vínculo con el pueblo. “La jícara de pozol es barrio, es pueblo”, enfatizó, y añadió: “Yo soy del pueblo y no me cuesta caminar el mercado, comer en la esquina o recorrer las calles”.

Cuando asumió la dirección de la Agencia Digital Tecnológica, encontró dos centros de divulgación científica con potencial poco aprovechado. “No era venir a hacer negocio, sino abrirlo completamente al público”, sostuvo. Entre sus primeras medidas estuvo la reducción de precios y la entrada gratuita para grupos vulnerables y escuelas de diferentes municipios.

Impacto en ciencia y tecnología

Busca que los niños, desde temprana edad, amplíen su visión del futuro. “A mí me interesa que los niños, desde temprana edad, abran su mente y salgan con una idea de lo que quieren ser en el futuro”, expresó. Este enfoque nació de una experiencia personal: no pudo asistir a una excursión al Papalote Museo del Niño cuando era estudiante, pero al conocer el Museo de las Culturas, la Ciencia y la Tecnología (MUCH), entendió su valor.

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Bajo su dirección, se creó el Semillero de Aplicaciones Tecnológicas, donde jóvenes universitarios desarrollan proyectos en realidad virtual y aumentada con talento local. “No le va a costar nada al estado, solamente el talento de las y los jóvenes”, aseguró.

Expansión hacia las comunidades

La asistencia al museo y al planetario se incrementó hasta en un 300 por ciento, según datos proporcionados por Salazar. Eventos como el Día del Niño registraron hasta cuatro mil visitantes, y actividades diarias superaron las quinientas personas.

Además, se implementaron caravanas itinerantes que han visitado más de 50 municipios. Uno de los recorridos más simbólicos fue hacia Santa María, en Capitán Luis Ángel Vidal, en la Sierra Madre de Chiapas. “Fue difícil llegar, pero le cambiamos la vida a los estudiantes”, relató, al recordar el entusiasmo de niñas y niños por la astronomía.

Para 2026, se prevé continuar con estas caravanas, con el objetivo de llevar herramientas científicas a comunidades indígenas que nunca habían tenido acceso a un telescopio, generando un impacto transformador en las nuevas generaciones.

Compromiso con el medio ambiente

Otro eje de su gestión ha sido la reforestación en la reserva El Zapotal, donde se ubican las instalaciones. Se han sembrado especies nativas como pochotas, con un programa de monitoreo que ha registrado una supervivencia superior al 90 por ciento. Incluso, se ha documentado la reaparición de aves como los tucanes en el área.

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El director hizo un llamado a docentes para que acerquen a sus alumnos a estos espacios. “Si de verdad los niños no pueden pagar los 10 pesos, digan ‘no tenemos’ y se vienen gratis”, dijo. Subrayó que la Agencia Digital Tecnológica y el planetario son patrimonio público y deben ser usados por la población.

“No me interesé en la política a través de los libros, me interesé a través de lo que conocí en los barrios, en las colonias, en los ejidos y en las comunidades”

“Yo soy del pueblo y no me cuesta caminar el mercado, comer en la esquina o recorrer las calles”

“Si de verdad los niños no pueden pagar los 10 pesos, digan ‘no tenemos’ y se vienen gratis”