La Hacienda Zotoluca en Apan, Hidalgo, fue escenario de una celebración íntima y significativa el sábado 24 de mayo. Alejandra Capetillo y Nader Shoueiry sellaron su unión en una ceremonia religiosa que destacó por fusionar tradiciones culturales y detalles cuidadosamente pensados.
Un recorrido emocional hacia el altar
El momento más conmovedor ocurrió cuando Eduardo Capetillo tomó del brazo a su hija para guiarla hacia el altar. Con un traje charro negro impecable y sombrero blanco en mano, el actor y cantante compartió una caminata cargada de significado junto a Ale Capetillo. El recorrido estuvo acompañado por mariachis que recibieron a la pareja alzando sus sombreros en un gesto de celebración.
El vestuario de Ale Capetillo destacó por su diseño exclusivo de Lorena Formoso, complementado con un velo de encaje y un ramo de tulipanes naranjas que resaltaron su estilo natural. La ceremonia incluyó la presencia de un cuadro de la Virgen de Guadalupe, frente al cual los recién casados formalizaron su compromiso.
Detalles que contaron su historia
El entorno colonial de la hacienda se integró perfectamente con el estilo elegido por la pareja. El uso del traje charro por parte de Eduardo Capetillo no solo fue un homenaje a sus raíces, sino también una continuidad del estilo adoptado durante la preboda realizada el día anterior. La celebración reflejó la fusión de culturas entre Ale Capetillo y su ahora esposo, con elementos simbólicos como los tulipanes que aparecieron tanto en su boda civil en abril como en la ceremonia religiosa.
La familia completa estuvo presente durante los eventos previos, incluyendo a Ana Paula, Eduardo, Manuel y Daniel Capetillo Gaytán. Biby Gaytán, madre de la novia, también estuvo presente compartiendo este momento importante.
Un escenario histórico para un nuevo comienzo
La elección del recinto, que combina lujo contemporáneo con encanto tradicional, sirvió como marco para una celebración que mezcló la discreción del noviazgo con la solemnidad del enlace. La pareja, que inició su relación hace más de tres años en Madrid, España, ha mantenido una relación caracterizada por la complicidad y el bajo perfil, contrastando con la emotividad de su ceremonia nupcial.