Discusión centrada en implementación efectiva
La prioridad del gobierno mexicano no es ya si se debe reducir la jornada laboral, sino cómo hacerlo sin afectar la economía ni la competitividad del país. Esta reforma a la Ley Federal del Trabajo busca establecer una jornada máxima de 40 horas semanales, alineándose con recomendaciones internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde hace décadas.
México registra un promedio anual de más de 2,200 horas trabajadas por persona, muy por encima del promedio de la OCDE que se sitúa en 1,740 horas. Sin embargo, esta extensa jornada no se traduce en mayor productividad, lo que motiva la necesidad de un cambio estructural que permita una transición gradual y sostenible.
Foros regionales para construcción colectiva
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), bajo la dirección de Marath Bolaños López, ha programado foros regionales del 19 de junio al 7 de julio en seis entidades: Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Baja California, Querétaro y Quintana Roo. Estos espacios contarán con la participación de sindicatos, empresarios, académicos y organismos internacionales para diseñar una iniciativa que considere las particularidades de cada sector.
Según declaraciones oficiales, “la STPS refrenda su compromiso con el equilibrio de la vida personal y laboral de las y los trabajadores, así como con el diseño de políticas públicas que impulsen el desarrollo económico de nuestro país”. Las sedes específicas y metodología de participación serán anunciadas próximamente.
Estrategia diferida y consensuada
Aunque inicialmente se contemplaba iniciar estos foros para mediados de 2025, el proceso se aceleró. El anuncio formal se realizó el 1 de mayo durante el Día del Trabajo, cuando la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que “no se puede de un día a otro, pero lo importante es cómo lo vamos a hacer”, enfatizando que la implementación será progresiva hasta alcanzar las 40 horas semanales en 2030.
El enfoque gradual responde directamente a las inquietudes del sector empresarial, especialmente de pequeñas y medianas empresas. A diferencia de reformas anteriores que generaron incertidumbre por su implementación inmediata, esta propuesta incluye una hoja de ruta clara y abre la posibilidad de aplicar la reducción por sectores o tipos de empleo.
Desafíos y oportunidades
La Organización Internacional del Trabajo recomienda que cada país establezca reglas adaptadas a su realidad sectorial, incluyendo automatización de procesos para compensar la reducción de horas. Un desafío importante es aplicar una reforma general en una ley que actualmente no hace distinciones entre sectores, requiriendo un esquema flexible pero coherente.
Para su correcta implementación, se necesitan: reglas claras por sector, automatización de procesos, y fortalecimiento del diálogo social. Como advierten expertos, si se diseña bien, puede mejorar la calidad de vida sin afectar la economía formal; pero si se aplica mal, podría generar efectos negativos en sectores vulnerables.
Acciones recomendadas para trabajadores y empleadores
- Informarse sobre fechas y sedes de foros regionales
- Participar a través de sindicatos, cámaras empresariales o instituciones académicas
- Evaluar procesos laborales para identificar posibles adaptaciones
- Seguir el desarrollo legislativo a través de fuentes oficiales
Como afirmó la presidenta Sheinbaum, “reducir la jornada no es el objetivo final. Lo importante es que ese cambio se traduzca en condiciones más sostenibles para las personas trabajadoras y mayor eficiencia para las empresas”.