Ciencia

Hallazgo revela los mecanismos que permitieron el caminar erguido en humanos

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Descifran claves genéticas de la bipedación

Investigadores de la Universidad de Harvard han descubierto los procesos genéticos y estructurales que permitieron a los humanos caminar erguidos. El estudio, publicado en Nature, revela transformaciones en el desarrollo de la pelvis que diferencian a los homínidos de otros mamíferos. Estas modificaciones están relacionadas con la postura bípeda característica del linaje humano.

Cambios en el desarrollo óseo

El equipo identificó dos innovaciones cruciales en la formación del ilion, la porción superior del hueso de la cadera. La primera implica una rotación de 90 grados durante el desarrollo fetal entre las semanas 8 y 9, transformando una estructura alargada en una más ancha y corta. La segunda se refiere al proceso de mineralización, que en humanos comienza desde el perímetro hacia el interior, permitiendo mantener la geometría compleja de la pelvis durante más tiempo.

Influencia de presiones evolutivas

Entre 5 y 8 millones de años atrás, tras separarse de los simios africanos, los humanos comenzaron a mostrar cambios en la forma pélvica. Esta transformación se atribuye a factores ambientales como la expansión de los pastizales y reducción de bosques en África, lo que generó presión para desplazamientos más largos y posturas erguidas que permitieran ahorrar energía y mejorar la vigilancia del entorno.

Genes y desarrollo embrionario

Las mutaciones en genes como SOX9 y PTH1R influyen en la formación de aletas laterales en el ilion, estructura ausente en otras especies. Estas variantes afectan la proliferación y maduración de condrocitos, células responsables del desarrollo del cartílago, lo que a su vez modifica la forma y tamaño de la pelvis.

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Evidencia en fósiles antiguos

El estudio también encontró indicios de esta transición en fósiles como Ardipithecus y Australopithecus, aunque el proceso evolutivo continuó con influencia de otras presiones selectivas como el aumento del tamaño cerebral. Los autores consideran que este patrón de crecimiento pélvico representa un rasgo distintivo del linaje humano temprano.

Implicaciones científicas

Además de resolver un misterio evolutivo de larga data, los hallazgos podrían abrir nuevas posibilidades para entender y tratar trastornos congénitos relacionados con la osificación. El estudio combina análisis embrionarios, genómicos y fósiles, proporcionando una visión integral de cómo nuestros huesos y genes registran la historia de nuestra evolución.

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