Ciencia

De orígenes humildes a reconocimiento mundial: Omar Yaghi destaca el papel transformador de la ciencia

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Nacido en una familia de refugiados palestinos en Amán, Jordania, en 1965, y criado en condiciones extremadamente precarias, Omar M. Yaghi fue distinguido como ganador del Premio Nobel de Química 2025, un reconocimiento que comparte con el japonés Susumu Kitagawa y el británico Richard Robson por sus contribuciones al desarrollo de las estructuras metalorgánicas, con aplicaciones clave en la captura de agua del aire, el almacenamiento de gases y la absorción de dióxido de carbono.

Un camino forjado en la adversidad

Creció en un entorno de escasos recursos: vivía con varias personas en una habitación pequeña, sin acceso a electricidad ni agua potable. Su madre no sabía leer ni escribir. A pesar de ello, su infancia marcó el inicio de una pasión inesperada. A los 10 años, mientras hojeaba un libro de química en la biblioteca escolar, quedó absorto por las imágenes de estructuras moleculares que, aunque no entendía, le parecieron profundamente cautivadoras.

A los 15 años, siguiendo la decisión de su padre, emigró a Estados Unidos, donde comenzaría una nueva etapa que lo llevaría a convertirse en uno de los científicos más influyentes de su generación.

La ciencia como herramienta de igualdad

“Es un recorrido extraordinario y la ciencia te permite lograrlo (…) la ciencia es la mayor fuerza niveladora del mundo”

En entrevista con la Fundación Nobel, Yaghi destacó que el conocimiento científico trasciende orígenes, subrayando que el talento existe en todas partes. Insistió en la necesidad de crear oportunidades para quienes, como él, provienen de contextos marginados.

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“Las personas inteligentes, talentosas y competentes existen en todas partes. Realmente deberíamos enfocarnos en liberar su potencial ofreciéndoles oportunidades”

De Arizona a Berkeley: una carrera llena de logros

Inició su trayectoria académica en la Universidad Estatal de Arizona, donde soñaba con publicar un artículo citado al menos 100 veces. Hoy, su grupo de investigación acumula más de 250.000 citas. Fue allí donde lograron el avance clave de extraer agua del aire en condiciones desérticas, una innovación con impacto potencial en regiones con escasez hídrica.

Actualmente, trabaja en la Universidad de California en Berkeley, centro desde el cual continúa impulsando el desarrollo de materiales porosos que permiten el control preciso de la materia a nivel molecular.

“La belleza de la química radica en el hecho de que si aprendes a controlar la materia a nivel atómico y molecular, el potencial es enorme, y hemos abierto una mina de oro de esta manera, y el campo se ha desarrollado”

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