El activista ambiental Saulen Justino Román emitió una advertencia sobre las condiciones de vulnerabilidad que aún enfrenta Acapulco, a pesar del tiempo transcurrido desde el paso del huracán Otis en 2023. Aunque hubo apoyo gubernamental en la reconstrucción, destacó que siguen sin resolverse problemas estructurales como la pobreza, la desigualdad y los asentamientos en zonas de alto riesgo.
Llamado a la reflexión y prevención
Justino Román insistió en la necesidad de analizar las causas profundas que exponen a la población a desastres naturales. Subrayó que es fundamental abordar temas como la marginación social y la ocupación irregular de terrenos en laderas o zonas inundables. A su juicio, estos factores aumentan la exposición de las comunidades a fenómenos climáticos extremos.
“He insistido mucho en la necesidad de fomentar una verdadera cultura de la prevención. Estos eventos deben llevarnos a replantear cómo estamos actuando, porque mientras mayor sea la vulnerabilidad de la población, mayor será el impacto de estos fenómenos”, afirmó.
Infraestructura y planeación urbana insuficientes
El ambientalista indicó que, pese a las acciones de reconstrucción emprendidas por las autoridades locales, estatales y federales, persiste la carencia de una estrategia integral para fortalecer los servicios públicos esenciales, como el drenaje y la recolección de basura. Asimismo, señaló que debe integrarse una perspectiva ambiental y social en la planeación del desarrollo urbano del puerto.
Para Justino Román, es imperativo que la gestión del riesgo se convierta en un eje fundamental del crecimiento de Acapulco, a fin de mitigar los efectos de futuros desastres.
Impacto devastador del huracán Otis
El 25 de octubre de 2023, el huracán Otis tocó tierra en Acapulco como un fenómeno de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, con vientos que superaron los 265 kilómetros por hora. Su rápida intensificación tomó por sorpresa a la población y provocó una destrucción sin precedentes: más de 50 muertos, miles de viviendas afectadas, daños millonarios en infraestructura turística y la paralización total de los servicios básicos del municipio.
El ambientalista acapulqueño afirmó que el desastre dejó una lección clara: “Otis nos dejó una lección sobre la urgencia de planificar con visión ambiental y social el desarrollo urbano de Acapulco, para evitar que los desastres se repitan con las mismas consecuencias”.
Concluyó que fortalecer la infraestructura urbana y atender las causas sociales de la vulnerabilidad son pasos clave para reducir el caos que dejan los fenómenos naturales en la ciudad.