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De la bata médica a las pistas olímpicas: la hazaña invernal de una cirujana mexicana

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Entre los pasillos de un hospital en Miami y las gélidas montañas de Minnesota, se forjó una historia inédita en el deporte mexicano. Regina Martínez, especialista en urgencias y originaria de la Ciudad de México, se convirtió en la primera mujer de su país en obtener por mérito deportivo una plaza olímpica en esquí de fondo, disciplina que la llevará a competir en los Juegos Olímpicos de Invierno Milán-Cortina 2026.

Un doble reto: la medicina y el alto rendimiento

Graduada de medicina en la Universidad de Minnesota, Regina labora actualmente en el Jackson Memorial Hospital, uno de los centros hospitalarios más exigentes de Estados Unidos. Entre turnos extenuantes de doce horas y jornadas sin descanso, alimentó una ambición que parecía lejana: competir en la nieve. Hoy, a sus 32 años, está a punto de integrarse al reducido grupo de menos de cuarenta atletas mexicanos que han representado al país en competencias invernales, siendo pionera en su rama deportiva.

“Es un honor, es un sueño, es algo que tomo con mucha humildad porque es algo mucho más grande que yo. Es algo que quiero compartir con mi país, especialmente el mensaje de que no importa que tan imposible parezca un sueño o una meta; si trabajas todos los días por ese sueño, es posible”

El impulso que cambió su destino

Sin antecedentes familiares en deportes de invierno, su camino comenzó con una curiosidad que se transformó en propósito. Un mensaje directo a través de Instagram al atleta olímpico Germán Madrazo, participante en Sochi 2018, marcó un punto de inflexión. La respuesta fue inmediata, y con su apoyo, Regina inició su formación técnica.

“Le mandé un mensaje a Germán (Madrazo) por Instagram; me contestó inmediatamente y hasta tuvo la generosidad de entrenarme; así empezó todo, una coincidencia muy bonita en un momento complicado de mi vida: estudiar una carrera difícil en un ambiente helado”, recuerda con una sonrisa.

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México, sin nieve pero con ambición

El país carece de tradición en esquí de fondo y sus participaciones en Juegos Olímpicos de Invierno han sido escasas y simbólicas. Sin embargo, Regina rompe ese esquema al conquistar su plaza sin necesidad de invitación. Su clasificación se basa únicamente en méritos deportivos, en una disciplina donde la resistencia, la técnica y la fortaleza mental son tan decisivas como la geografía o la genética.

“No hay que dejar que las circunstancias o las situaciones nos definan. Trabajo por turnos médicos, y cada vez que tengo tiempo libre, con mi entrenador organizamos un plan de entrenamiento con base en mi trabajo. La presión y la adrenalina de urgencias me preparan mental y emocionalmente para los retos del deporte de alto rendimiento”, explica.

El respaldo institucional

La Federación Mexicana de Ski (FEMESKI) ha seguido de cerca su evolución. Entrenamientos realizados en Norteamérica, Europa y Sudamérica, bajo la dirección del entrenador austríaco Peter Schwandl, han sido clave en su desarrollo. Carlos Pruneda, presidente de la federación, destacó el esfuerzo y el crecimiento constante de la atleta.

“Hemos seguido muy de cerca la preparación de Regina en Norte América, Europa y Sudamérica. Hemos visto su evolución en este deporte desde sus inicios, y especialmente a través de los entrenamientos en invierno y verano que organizamos cada año con el coach austriaco Peter Schwandl. A la Federación Mexicana de Ski (FEMESKI) le da mucho gusto que Regina haya logrado la cuota para México a los próximos Juegos Olímpicos” asegura Carlos Pruneda, presidente de FEMESKI.

Una inspiración nacional

Regina no solo compite por una medalla; representa un nuevo rostro del deporte mexicano: diverso, incluyente y liderado por mujeres que abren caminos inexplorados. Su historia es una metáfora de superación: entrena bajo temperaturas extremas mientras su nación enfrenta realidades complejas, y desde su bata blanca, salva vidas y alimenta sueños.

“Quiero ser recordada por mi espíritu pionero, por dar lo mejor de mí, y poder compartir este proceso con disciplina, con una actitud positiva y con una sonrisa. Me gusta soñar, ser resiliente, vulnerable y humilde; creo que gracias a eso he podido llevar un proceso tan exigente”.

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El legado de un paso valiente

Su mensaje trasciende el ámbito deportivo: invita a las niñas mexicanas a atreverse, a dar el primer paso, a perseguir lo impensable. La educación, señala, fue su puerta de entrada al mundo invernal y su mayor herramienta.

“No hago esto solo por mí”, dice Regina, con humildad y orgullo, “quiero inspirar a las niñas de México. Hay que atreverse; hay que dar el primer paso, hay que ir por los sueños. Y siempre hay que tener en cuenta la importancia de la educación, es algo que nadie nos puede quitar, y encima, a lo que le debo haber conocido la nieve”

El 12 de febrero, cuando México suene en la nieve italiana, será el eco de una determinación silenciosa, forjada entre máquinas hospitalarias y huellas en la nieve. Regina Martínez ha demostrado que para un corazón mexicano, no existen límites—ni montañas demasiado altas, ni fríos demasiado intensos.

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